Luis Pachas Oré empezó a gastar de sus propinas para poder coleccionar antigüedades de todo tipo desde los 13 años.
¿Qué jovencito que recién empieza a conocer lo que es la vida estaría más preocupado en el pasado? Es posible que ni el más destacado historiador se iniciara desde tan joven en el oficio de conocer "lo que fue", como lo hizo Luis Pachas Oré, quien a sus 13 años ya hacía que sus amigos se preguntaran qué bicho le habría picado para dedicarle tanto tiempo a ese interés de convertirse en ‘cachivachero’.
Pero él ya se sentía un anticuario de primera y encontraba en las “cosas antiguas” un mundo nuevo por descubrir aunque, paradójicamente, todo un mundo anterior ya las hubiera descubierto.
Luis empezó a gastar de sus propinas para poder coleccionar antigüedades de todo tipo, visitaba ferias y perseguía carretilleros solo por el afán de tener en sus manos lo que a otro le perteneció antes que a él. Fue así como consiguió sus primeras revistas variedades de 1916, sus primeros boletines escolares de la Recoleta de 1940 y las ediciones más amarillentas del National Geographic.
Algunos le decían que parecía un viejito coleccionista en el cuerpo de un niño, pero felizmente sus padres nunca le prohibieron que acumulara cosas en su dormitorio. Aunque después comenzó a utilizar la sala, luego el comedor, y antes que aprovechara el baño pensó que lo mejor para todos era que guardara algo en cajas.
A sus 33 y ya casado, ha decidido vender lo que mantuvo con dedicación, pues no solo se dedicó a comprar y tenerlo todo como adorno, sino que también se empeñó en reparar lo que ya no funcionaba. “Antes las cosas me costaban más barato, ahora adquirirlas es más difícil pues se ha impuesto una moda vintage y eso hace que jóvenes busquen cosas antiguas y los precios suban”, dice.
Luis tiene más de 2000 objetos cuyos precios pueden ir de los 50 a los 2000 soles. La radio más cara es de la marca alemana Graetz y es de 1958. La más antigua es una radio Columbia de 1930 que viene equipada en un mueble de madera que se mantiene firme. En total llegó a tener cerca de 50 radios. Tiene también vitrolas de los años 20, todas están operativas; cámaras fotográficas antiquísimas, una de ellas perteneció a un fotógrafo de la segunda guerra mundial.
Cuenta con un moledor de 1905, un cortador de habanos de 1905, juguetes, aparatos electrónicos, ropa, álbumes, máquinas de escribir Underwood, Royal, Corona y Adler, y un sinfín de artículos que dejan a nacionales y extranjeros boquiabiertos. Quizá lo más antiguo que tiene en stock es un rifle de 1850 que posiblemente fue usado en la Guerra con Chile, según lo que le refirieron anticuarios especialistas en esa época de la historia.
“A veces es un poco difícil ponerle precio a las cosas, pero averiguo en internet o consulto con especialistas que me ayudan en ese sentido. Lo que más buscan los extranjeros son fotos de Lima antigua. Las publicidades que hay en las revistas antiguas también cuestan bastante. Tengo calendarios de 1914, un casco del ejército peruano que fue usado en la guerra del 41 contra Ecuador”, comenta.
Antes de decidir vender sus cosas, Luis tenía un negocio junto a su esposa, se trababa de una sanguchería fusión llamada “Pancitas en su nota” en la cuadra 1 de la avenida Brasil que algunos recuerdan por las antigüedades que se exhibían en el local. En algún momento pensó en estudiar Antropología o Historia pero ahora ha decidido dedicarse al negocio de la venta de antigüedades: comprar, reparar y vender.
Seguirá con lo que más le apasiona y, además, podrá ganar dinero con ello. Luego, cuando nazca su primer hijo, quizá decida volver a abrir otro negocio de comida fusión, eso sí, en un hermoso local lleno de antigüedades.
Quienes estén interesados en adquirir algún objeto pueden visitarlo en su página de Facebook: https://www.facebook.com/sotanoscuro
Ahmed Alava
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