Víctimas del atentado de Tarata en Miraflores retornan al lugar y recuerdan lo que fue uno de los actos más sangrientos perpetrados por Sendero Luminoso.
Hay heridas que el tiempo no logra cerrar pese a que en apariencia la vida continúa. Oswaldo Cava y Vanesa Quiroga, retornaron esta mañana a la calle Tarata en Miraflores donde hace 20 años el dolor los unió para siempre.
La noche del 16 de julio de 1992, un coche bomba marcó de por vida a don Oswaldo, un odontólogo de profesión, quien perdió a uno de sus seres más queridos, su hijo Pedro, en el atentado.
Vanessa, que en ese entonces tenía 4 años, recuerda que acompañaba a su madre en su puesto de venta de ropa: la explosión la dejo desconcertada, luego solo un cosquilleo en una de sus piernas.
El atentado en Tarata fue uno de los más brutales cometidos por Sendero Luminoso en nuestra capital…don Oswaldo sostiene que el perdón debe ir acompañado de justicia.
Sin embargo, los sentimientos encontrados se apoderan de Vanessa, cuya respuesta es categórica.
La pretensión del Movadef de entrar la política del país y el desconocimiento de los jóvenes por nuestra historia reciente no son precisamente las semillas de la reconciliación.
Todos los peruanos queremos y exigimos no olvidar lo que significó el terrorismo y el dolor que causó, así como no lo olvidan Oswaldo cava y Vanessa Quiroga.
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