La mayor cantidad de contrucciones informales se ubican en laderas u otras zonas de riesgo que podrían colapsar ante sismos o deslizamientos de tierra y rocas.
Cada año se construyen alrededor de 50,000 viviendas informales en Lima. Estas podrían colapsar ante un eventual sismo debido a que no se edificaron con base en el Reglamento Nacional de Edificaciones (RNE). Muchas se encuentran en laderas u otras zonas con alto riesgo ante desastres naturales, como deslizamientos por lluvias. La fiscalización y la participación de profesionales técnicos podrían revertir esta situación.
Ricardo Sánchez, especialista en Gestión de la Construcción de Cibertec, explica que las zonas de suelo blando y arenoso amplifican las ondas sísmicas, transmiten las fuerzas de corte por toda la estructura del edificio y provocan fisuras o rajaduras. Las viviendas en suelos más seguros (rocosos o granulares), no siempre cuentan con planos diseñados por expertos en ingeniería estructural ni son supervisadas por profesionales.
El especialista añade que la construcción informal de viviendas en Lima se inició en la década de 1940 y aún no ha podido solucionarse debido a la falta de una política de desarrollo urbano que se aplique a largo plazo. El crecimiento descontrolado de la ciudad, sobre todo en las periferias, ha generado el surgimiento de asociaciones delictivas que practican la extorsión contra las personas que construyen estas viviendas informales.
Es clave que las municipalidades aumenten los trabajos de fiscalización e intervención, junto a Defensa Civil y Cenepred, y que el Gobierno concientice a las personas sobre el peligro de construir casas en zonas de alto riesgo y de manera informal. También urge impulsar la formación de profesionales técnicos que diseñen, planifiquen, ejecuten, supervisen y asesoren la construcción de este tipo de edificaciones.
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