Se trata de una de las principales atracciones culturales de La Paz y, al ser una feria de los deseos, despierta un interés masivo.
El culto al dios andino de la abundancia, Ekeko, volvió hoy cautivar a los habitantes de La Paz, que como cada 24 de enero inauguraron la Feria de la Alasita para pedir con ritos indígenas la multiplicación de la fortuna y la fertilidad.
Se trata de una de las principales atracciones culturales de La Paz y, al ser una feria de los deseos, despierta un interés masivo, con participación de personas de todos los estratos sociales, pese a que en su origen ancestral la veneración al Ekeko era solo indígena.
Con mucha fe, los bolivianos compran diminutas maletas llenas de euros, dólares y pesos nacionales, aunque también pequeñas casas, coches y autobuses, visados, sobre todo a China y Corea del Sur, para hacer negocios, pero también a Europa y Estados Unidos, según dicen los asistentes.
También hay miniaturas de certificados de matrimonio, de divorcio, nacimientos y títulos universitarios, diminutos bebés y, si se busca pareja nueva, gallos que simbolizan al varón y gallinas a las mujeres, reflejando lo que en la intimidad se desea para el porvenir.
Y es que al Ekeko, de aspecto regordete, enano y jorobado, también se le atribuyen poderes para unir parejas.
Sobre ese supuesto poder para el amor, el vicepresidente del país, Álvaro García Linera, pensando en la soltería crónica del presidente Evo Morales, dijo en un discurso durante la feria que le buscará "una gallinita portentosa y voluptuosa, a ver si funciona la cosa".
Morales, que no pudo participar en la inauguración de la feria, elogió la fiesta de los paceños en declaraciones en el Palacio y reveló un deseo vinculado a su segunda reelección, la cual buscará en los comicios presidenciales del próximo 5 de octubre.
En la fiesta no hay solo peticiones materialistas y hoy sorprendió la movilización en la feria de un grupo de jóvenes encabezados por Danilo Mejía que pidió al Ekeko "abundancia de virtudes", sobre todo de honestidad, transparencia y honradez.
La creencia señala que ninguna de las miniaturas se vuelve realidad en el futuro si no ha sido antes bendecida en un ritual callejero realizado por chamanes aimaras que le rezan al Ekeko y a la Pachamama (Madre Tierra).
Rogelio Apaza, uno de los brujos que daba hoy bendiciones a los bienes de la gente, dijo a Efe que el que los deseos se cumplan depende mucho de cuánto se trabaje "porque no es solo rogar, sino también sudar".
El ritual consiste en bañar con alcohol, vino tinto y pétalos de flores los pequeños objetos junto con las invocaciones en aimara que los chamanes repiten y que son las mismas que recitaban sus antepasados, ya que existen evidencias de que el Ekeko era venerado en tiempos precolombinos.
Una de las representaciones más antiguas del ídolo se encuentra en el Museo de Historia en Berna, Suiza, donde hace unos días viajó una misión boliviana para intentar recuperarlo ya que considera que fue expoliado hace 155 años de Tiahuanaco, el centro arqueológico andino.
El viceministro de Descolonización, el aimara Félix Cárdenas, a cargo de las gestiones de recuperación de la estatuilla, relató que los pobladores de Tiahuanaco sostienen que la espiritualidad del pueblo está dañada porque ese Ekeko se encuentra en Suiza.
Los abuelos de esa población, según Cárdenas, cuentan que Suiza, un país sin recursos naturales, es uno de los más ricos del mundo porque poseen esa "illa" (deidad) y que el día que retorne a la zona andina, Bolivia superará la pobreza.
EFE
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