Caso de Éxito: Centros de Vigilancia Comunitaria

En el 2002, en el poblado de Nueva Esperanza, situado en la Región Apurímac, se instaló un Centro de Vigilancia Comunitaria (CVC) con el fin de monitorear la salud y nutrición de las madres gestantes y niños hasta los tres años de edad de la comunidad; esta iniciativa funciona hasta la fecha convirtiéndose en un caso de éxito que ha disminuido la desnutrición infantil de la zona, de un 70% a un 16%.

Sara Girón García, enfermera del centro de salud Nueva Esperanza en Apurímac y voluntaria del CVC comenta que este proyecto comenzó con la idea de desarrollar un sistema simplificado para vigilar el crecimiento y el desarrollo temprano en las comunidades.

“El Centro es una propuesta de Unicef y el trabajo conjunto de las autoridades comunales, locales y agentes comunitarios de salud de la Región. Es operado y evaluado por la misma comunidad e involucra la participación activa de promotores de salud, mujeres voluntarias y las familias”, señala.

El proceso de participación de la madre en el CVC empieza primero en el centro de salud donde se realiza una atención integral a la gestante en el consultorio de obstetricia, “la futura mamá recibe una atención integral de acuerdo a las normas del Ministerio de Salud y se les entrega sus alimentos nutritivos, reciben consejería y la guía nutricional”, comentó Sara.

La mujer embarazada, una vez registrada en el centro de salud, con su tarjeta de control prenatal pasa al CVC donde un agente comunitario, que ha sido capacitado por el Ministerio de Salud, monitorea el estado físico de la madre.

“La importancia del Centro de Vigilancia Comunitaria radica en la atención oportuna y preventiva de la madre gestante y del niño hasta los tres años de edad. El personal de salud visita a la mamá y la acompaña durante su embarazo. Lo mismo ocurre con el pequeño, se controla y verifica que el desarrollo del menor en la primera infancia sea óptimo”, finalizó la enfermera.