El museo neoyorquino ha reunido alrededor de quinientas mariposas que provienen de lugares tan lejanos como Australia, el este de África, Ecuador y Costa Rica.
Centenares de mariposas tropicales de los colores más singulares vuelan desde hoy en el conservatorio del Museo de Historia Natural de Nueva York en una exposición en vivo que quiere acercar a los visitantes las diferentes variedades de ese bello insecto.
Desde hace trece años esta popular exposición permite a los ciudadanos de Nueva York huir del frío que azota la ciudad durante las estaciones de otoño e invierno y entrar en un pequeño refugio de vegetación tropical, en el que destacan plantas Pentas e Ixoras, donde pueden disfrutar del vuelo y los colores de las mariposas.
"Es realmente bonito entrar en este ambiente cálido cuando afuera hace frío y está nevando. Es una gran pequeña visita al trópico, es cálido, soleado y lleno de colores brillantes y mariposas revoloteando", explicó a Efe la directora de exposiciones vivas, Hazel Davies.
En esta ocasión el museo neoyorquino ha reunido alrededor de quinientas mariposas que provienen de lugares tan lejanos como Australia, el este de África, Ecuador y Costa Rica.
Davies destacó que algunas de esas mariposas pertenecen a variedades poco usuales como la "African Moon Moth" o la de alas verdes que llegarán en el plazo de unas semanas desde Australia.
El más de un centenar de variedades que componen esta exposición se sienten en el museo como "en casa" aseguró a Efe la experta, ya que la sala en la que se encuentran se mantiene a una temperatura de más de 26 grados centígrados y a un 80 por ciento de humedad, características meteorológicas propias de sus lugares de origen.
"Las mariposas necesitan sentir calor para volar, por eso nunca vuelan en sitios donde hace frío, como en Nueva York en invierno", señaló Davies a Efe.
El espacio, de algo más de 100 metros cuadrados, está dotado además de unas potentes luces que colgadas del techo que simulan la luz del sol que suele traspasar los bosques y las selvas tropicales.
Cada una de las mariposas que animan el museo ha hecho un largo viaje para llegar a la Gran Manzana y convertirse en las estrellas de la exposición que Davies calificó como "unas mini vacaciones en el trópico".
Según explicó la experta, los ejemplares son criados en granjas en sus lugares de origen desde que son huevos hasta que se convierten en crisálida, momento en el que son enviadas hacía Nueva York donde los expertos del museo esperan hasta que las mariposas emergen del capullo.
Debido a la corta esperanza de vida de las mariposas, que va de dos a tres semanas, el museo se verá obligado a reponer los ejemplares de forma constante y cada semana recibirán 500 capullos de los que surgirán nuevos ejemplares.
La experta del museo neoyorquino destacó que la exposición es especialmente recomendable para los niños ya que les permite interactuar con las especies de mariposas y ver de cerca los diferentes comportamientos y colores de esos animales.
Los primeros en conocer de cerca a las nuevas habitantes del museo fueron un grupo de niños del centro comunitario Goddard Riverside quienes, ataviados con sus propias alas de mariposas y acompañados de sus padres y profesores, les dieron la bienvenida a su nuevo hogar.
Más allá de las puertas del vivero, los visitantes pueden aprender sobre el ciclo vital de las mariposas de todo el mundo a través de unos paneles explicativos en los que se detallan desde sus distintos hábitats hasta las diferentes escalas de colores de sus alas y las fascinantes relaciones que esos insectos establecen con otras especies animales.
EFE
Desde hace trece años esta popular exposición permite a los ciudadanos de Nueva York huir del frío que azota la ciudad durante las estaciones de otoño e invierno y entrar en un pequeño refugio de vegetación tropical, en el que destacan plantas Pentas e Ixoras, donde pueden disfrutar del vuelo y los colores de las mariposas.
"Es realmente bonito entrar en este ambiente cálido cuando afuera hace frío y está nevando. Es una gran pequeña visita al trópico, es cálido, soleado y lleno de colores brillantes y mariposas revoloteando", explicó a Efe la directora de exposiciones vivas, Hazel Davies.
En esta ocasión el museo neoyorquino ha reunido alrededor de quinientas mariposas que provienen de lugares tan lejanos como Australia, el este de África, Ecuador y Costa Rica.
Davies destacó que algunas de esas mariposas pertenecen a variedades poco usuales como la "African Moon Moth" o la de alas verdes que llegarán en el plazo de unas semanas desde Australia.
El más de un centenar de variedades que componen esta exposición se sienten en el museo como "en casa" aseguró a Efe la experta, ya que la sala en la que se encuentran se mantiene a una temperatura de más de 26 grados centígrados y a un 80 por ciento de humedad, características meteorológicas propias de sus lugares de origen.
"Las mariposas necesitan sentir calor para volar, por eso nunca vuelan en sitios donde hace frío, como en Nueva York en invierno", señaló Davies a Efe.
El espacio, de algo más de 100 metros cuadrados, está dotado además de unas potentes luces que colgadas del techo que simulan la luz del sol que suele traspasar los bosques y las selvas tropicales.
Cada una de las mariposas que animan el museo ha hecho un largo viaje para llegar a la Gran Manzana y convertirse en las estrellas de la exposición que Davies calificó como "unas mini vacaciones en el trópico".
Según explicó la experta, los ejemplares son criados en granjas en sus lugares de origen desde que son huevos hasta que se convierten en crisálida, momento en el que son enviadas hacía Nueva York donde los expertos del museo esperan hasta que las mariposas emergen del capullo.
Debido a la corta esperanza de vida de las mariposas, que va de dos a tres semanas, el museo se verá obligado a reponer los ejemplares de forma constante y cada semana recibirán 500 capullos de los que surgirán nuevos ejemplares.
La experta del museo neoyorquino destacó que la exposición es especialmente recomendable para los niños ya que les permite interactuar con las especies de mariposas y ver de cerca los diferentes comportamientos y colores de esos animales.
Los primeros en conocer de cerca a las nuevas habitantes del museo fueron un grupo de niños del centro comunitario Goddard Riverside quienes, ataviados con sus propias alas de mariposas y acompañados de sus padres y profesores, les dieron la bienvenida a su nuevo hogar.
Más allá de las puertas del vivero, los visitantes pueden aprender sobre el ciclo vital de las mariposas de todo el mundo a través de unos paneles explicativos en los que se detallan desde sus distintos hábitats hasta las diferentes escalas de colores de sus alas y las fascinantes relaciones que esos insectos establecen con otras especies animales.
EFE
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