La directora de cine nacional Claudia Llosa estrenará su último trabajo "Aloft" (No llores, vuela) este viernes.
La espiritualidad, el reencuentro con la naturaleza y con uno mismo y las formas de responder ante una tragedia son para la directora peruana Claudia Llosa algunas de las claves de "Aloft", su última película, que se estrena este viernes en Estados Unidos.
"Es una historia muy carnal, muy de personajes, pero cuyo proceso tiene que ver con esa búsqueda casi de reconexión con el otro perdido y con ellos mismos", explicó la cineasta en una entrevista con Efe.
Protagonizada por Jennifer Connelly, la cinta se centra en la historia -narrada con saltos entre pasado y presente- de una madre y su hijo, marcados para siempre por un terrible accidente, y por sus distintas respuestas ante la tragedia.
"Hoy más que nunca vivimos en un momento en el que buscamos replantearnos nuestra espiritualidad, en el sentido de recuperar una seguridad perdida", señala Llosa, que asegura que "Aloft" surgió de preguntas como "¿qué es la fe?" o "¿cómo enfrentamos la vida de otra manera?".
La película aborda también cómo responder al dolor, frente a una sociedad actual "obsesionada con evitar nuestra propia vulnerabilidad, nuestra propia tragedia", en la que impera el "miedo a enfrentar lo incontrolable del otro, incluso de nuestro propio pensamiento".
"Nos olvidamos un poco de que el dolor es casi la base de la solidaridad humana y lo que hace intenso una emoción, lo que da intensidad a la felicidad", asegura Llosa, que cree que hoy "vivimos muy conectados, pero muy aislados".
La película apuesta también por una vuelta a la "naturaleza primitiva" y para ello utiliza como metáfora recurrente el halcón, un animal bello, pero que en cualquier momento puede hacer daño, tal y como recuerda la directora.
Para una película de sentimientos extremos, Llosa, sobrina del nobel de literatura Mario Vargas Llosa, optó también por parajes extremos y trasladó el rodaje a la frontera entre Canadá y Estados Unidos, un universo dominado por la nieve y el hielo, y habitado por personajes duros y aislados.
"Es una película que podría pasar en cualquier lado (...), pero creo que el hecho de plantearla donde la planteo tiene que ver con la naturaleza, con el espacio vital donde ocurre, cómo te colocas en ese espacio, ese frío, como reacciona tu cuerpo", explica.
La cinta supone el primer alejamiento de Llosa de sus raíces andinas, después de "Madeinusa" y "La teta asustada", y su primer trabajo en inglés, un desafío para la directora, pero del que está satisfecha.
"Creo que al final la relación entre director y actores es mucho menos verbal de lo que se cree, es mucho más de transmisión de afecto", explica.
El filme, que llega a EE.UU. tras haber sido estrenado en España con el título "No llores, vuela", pasó además por prestigiosos festivales como los de Berlín, Sundance y Tribeca y cuenta en su reparto con actores consagrados como Cillian Murphy y Mélanie Laurent.
Llosa, que trabaja ya en nuevos proyectos, destaca el "momento fantástico" por el que está pasando el cine latinoamericano y confía en una mayor unión de los países del continente para aprovechar esa pujanza.
"Creo que estamos en un momento muy rico y que ojalá el resto de países que de pronto están un poco más atrás en la cola se puedan sumar a esta ola", señala.
Para ello, apuesta por "fortalecer vasos comunicantes entre países" que permitan, entre otras cosas, aumentar el número de coproducciones, como está ocurriendo en Europa.
"Hacer cine es muy caro y tenemos que unirnos. Hoy en día, ¿qué película europea se hace con un país? Lo mismo debería ocurrir en Latinoamérica", señala.
Y aunque considera que el español es una gran herramienta a la hora de hacer circular rápidamente una obra, para Llosa, a la larga "el arma es una buena historia". EFE
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