Cuando la relación de pareja va consolidándose el trato con la familia del otro es más frecuente y va adquiriendo más importancia. Pero es sobre todo al inicio de la vida conyugal cuando comienzan las obligaciones familiares.
Entre los familiares de una pareja de esposos, son los suegros -y sobre todo la suegra- con quienes todo esposo o esposa quiere llevarse bien.
Todos los padres tienen un sentimiento de propiedad sobre sus hijos/as y, desde ese punto de vista, se los ceden a sus yernos o nueras viviendo ese proceso como algo más o menos chocante.
Algunos piensan inconscientemente, que sus hijos han preferido vivir con otras personas antes que seguir con ellos y sufren una sensación de abandono. Así es como la pareja del hijo(a) se convierte en una rival. Surgen entonces los conflictos familiares aunque, con frecuencia, las suegras no son las únicas culpables.
Para "manejar" a los suegros, los yernos y nueras deben aprender a combinar firmeza, amabilidad, buenas dosis de paciencia y seguridad. Quizá el mejor consejo sea no perder nunca el mando, aprender a escuchar y, de manera sutil, imponer el propio criterio. Los gritos, los nervios y los malos modos no funcionan.
El punto de partida debe ser comprender que lo único que desea la suegra es que sus hijos estén contentos. Pero si es una suegra que se inmiscuye en la relación de los hijos, hay que hablarlo seriamente con la pareja.
Es recomendable que el yerno o nuera se esfuerce para convencer a la suegra que su hijo(a) es feliz e intentar llevar con ella una relación cordial y amistosa, fruto de una permanente comunicación y expresiones de afecto.
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