Para constituir tu nuevo negocio, debes decidir si lo haces como persona natural o como persona jurídica. Te enseñamos las diferencias.
La persona natural y la persona jurídica son distintas, pero ambas pueden constituir un negocio. Las diferencias son sencillas:
La persona natural con negocio
Es válido si decides formar un negocio asumiendo a título personal todos sus derechos y obligaciones. Puedes usar esta figura en negocios comerciales (bodegas, restaurantes, librerías, etc.).
En este caso la formalización es más sencilla porque no requieres hacer una minuta, es más barato, llevas menos libros contables y puedes acogerte a regímenes tributarios más favorables. Además, si el negocio va mal puedes cambiar de giro o cancelar la empresa.
Es cierto que las desventajas de este género radican en que no sueles tener socios, por lo que tu responsabilidad del capital y de las deudas y bienes con tu negocio es ilimitada y tienes menos chance de conseguir buenos créditos financieros.
La persona jurídica
Esta figura es más compleja y más común cuando se trata de crear empresas grandes. Es creada por una o más personas naturales o jurídicas y al crear una de estas la responsabilidad no cae en tu nombre, sino en el de la empresa.
Esta figura tiene varias ventajas: la responsabilidad de la empresa es limitada, lo que quiere decir que si la empresa genera una deuda que luego no puede pagar, el dinero no saldrá de tu bolsillo, sino del patrimonio del negocio.
Con una persona jurídica tienes mayor disponibilidad de capital, pues no aportarás al negocio tú solo y aumentas tus posibilidades de acceder a préstamos bancarios a menores tasas, además de poder postular como proveedor del Estado.
Es cierto que constituirla es más complejo y que el cambio de giro o la liquidación son más complicados; pero es bueno que evalúes, según tu tipo de negocio, cuál de las figuras te conviene más.
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