Crisis en la pareja cuando llega un hijo

La llegada de un bebé origina muchos cambios dentro del hogar y la pareja se ve obligada a adaptarse a esta nueva vida. Hoy en Era Tabú, el Dr. Fernando Maestre hablará sobre crisis en la pareja cuando nace un hijo.

Suele ocurrir que las primeras tensiones surgen a raíz de haber idealizado la llegada del bebé. Por lo general, se cree que un nuevo hijo o hija reforzará el amor de la pareja. Sin embargo, el hombre y la mujer se olvidan que el nacimiento de un niño no solo trae alegría, sino también nuevas obligaciones que vienen acompañadas de una que otra frustración.

Levantarse temprano, dormir mal, sentir que el tiempo no alcanza son algunas de las sensaciones más frecuentes que trae consigo un nuevo hijo. Dentro de este contexto, es probable que la carga diaria recientemente adquirida sobrepase la tolerancia de los nuevos padres. Entonces, emocionalmente ambos se sentirán más susceptibles y proclives a enojarse el uno con el otro si algo no sale bien en casa. Y es lógico, con toda la ternura que provoca el nuevo bebé, es poco probable que la pareja le achaque dichas frustraciones al pequeño.

Puede suceder que para la mamá, la situación de su marido sea más fácil pues él no tiene necesariamente que levantarse en mitad de la madrugada para dar de lactar al bebé. Mientras que el padre puede sentir que está un poco aislado de la relación madre-hijo y no sabe cómo ayudar. En este punto se puede observar que el hombre y la mujer se empiezan a observar como rivales y así empiezan los problemas de comunicación y pueden desgastar la relación de pareja.

Algunas madres comienzan a sentirse solas y a reprocharle a la pareja que no se hagan cargo de la nueva situación. Ambos tienen que hablar de todo lo bueno y de todo lo malo que trae consigo el bebé para poder saber por dónde comenzar a arreglar los desperfectos de la relación actual.

Uno de los mayores retos que viene con la llegada de un nuevo bebé es cómo combinar el ser padre con el ser pareja. No basta poner todas las energías en ser el rol de ser mamá y dejar el rol de pareja para después. El reto es combinar ambos pues son papeles imprescindibles para que una familia pueda funcionar bien.

Por otro lado, todos los problemas domésticos repercuten en la vida sexual de la pareja. El descenso de deseo sexual hacia el otro es a menudo puesto en primer plano cuando aparece una crisis de pareja, aunque ese comportamiento ya existiera antes de la llegada del niño. Los cambios corporales, así como la nueva posición de madre y padre, conllevan transformaciones en lo que se refiere a la dinámica del deseo y se necesita de un reacomodo. Con frecuencia se piensa que es solo la mujer la que sufre un descenso en su deseo sexual, pero al marido le puede ocurrir lo mismo. Por eso es necesario que ambos como pareja trabajen en el retorno a la sexualidad.


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