Cuando las discrepancias se vuelven una rutina en la pareja

En toda relación de pareja es usual que existan discrepancias y diferencias en torno a un determinado tema que atañe a ambos, y del cual deben tomar una decisión. No es malo que cada quien tenga una opinión diferente al respecto, pues cada uno responderá de acuerdo a su personalidad, temperamento, gustos y preferencias.

Las diferencias entre una persona y otra tienen que ver también con valores y principios morales, por la forma cómo fueron educados, el nivel cultural que poseen, entre otros aspectos que aportan a la relación o convivencia.

¿Qué ocurre cuando estas discrepancias se vuelven una constante?, ¿de qué manera puede dañar la relación una actitud de permanente contradicción sin una razón justificada? Tampoco se trata de intentar cambiar a la otra persona solo para quedarse con su gusto, o esperar que el otro diga sí a todo sin tomar en cuenta su opinión; una relación de este tipo podría conducir al fracaso.

Precisamente, un error durante la convivencia es cuando ninguno de los dos tiene la capacidad suficiente para valorar las diferencias individuales, y entender a la pareja como alguien independiente que piensa y razona diferente.

En una relación no debe haber superiores ni inferiores, ni más ni menos, ni exigirle al otro que piense, actúe y sienta igual a uno; por el contrario, debe primar la complementariedad, que significa reconocer y respetar las decisiones del otro, y entre ambos ponerse de acuerdo de qué es lo mejor.

Cuando existen hijos de por medio, es natural que surjan discrepancias con respecto a cuál es la mejor forma de criarlos, y cada quien quiera repetir el modelo de educación que recibió en su hogar parental. Es importante que antes ambos conversen, y en una actitud conciliadora y proactiva, sin arbitrariedades, encuentren la forma correcta de educar a sus hijos.

He aquí algunas recomendaciones para mejorar el nivel de comunicación en la pareja:

- Hable de sus diferencias, negócielas y junto a su pareja encuentre un punto en común que beneficie a ambos.
- Elija las palabras adecuadas sin usar términos ofensivos ni groseros.
- Las diferencias no deben verse como una amenaza, sino como elementos de crecimiento y aprendizaje,
- Encuentre un equilibrio entre diferencias y semejanzas que conduzcan a una relación estable y armoniosa.
- Una actitud comprensiva, de tolerancia y respeto es vital para superar los conflictos.

La única forma de comprender a la pareja es conociéndola; no se puede llegar a un acuerdo si se piensa que tenemos la exclusividad de la razón. Una actitud ciega y arbitraria solo conducirá al enfrentamiento. Conciliar y darle la oportunidad a la pareja de crecer a partir de las diferencias existentes, ayudará a mejorar la relación.

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Producción: Amelia Villanueva Ramirez