Cuatro páginas de ilustraciones revelan que Ruiz Wilfredo Ninasqui Barrios elaboró un sistema para cometer el frustrado asalto. Psiquiatra revela que poseía comportamiento infantil.
Todo estaba fríamente calculado. Ruiz Wilfredo Ninasqui Barrios, conocido como “Loco bomba” por asaltar y secuestrar a un grupo de personas en una sede bancaria dentro del emporio comercial Gamarra planificó detalladamente lo sucedido la tarde del 3 de diciembre del 2010.
Cuatro hojas de gráficos y algunos textos, muestran que Ninasqui Barrios estaba seguro que saldría victorioso y sin problema alguno con el cuantioso botín. Siempre con el detonador en la mano derecha y el maletín, que contenía un dispositivo casero con dinamita, pilas, simuladores de relojes que podría ser activado desde cualquier parte de Lima con un celular, en la izquierda.
En la página número uno, describe al detalle la manera que ingresaría a la agencia bancaria. Su ubicación, la de los rehenes y fechas en las que realizaría el primer paso del delito. Además, revela su temor de ser atrapado, sin embargo, se da valor al mismo tiempo para continuar con su acción.
“En el momento de ingresar se sentirá un gran miedo. El miedo se derrota con la acción, entonces el ingreso hasta el objetivo no hay ningún problema (…)”.
La página número dos, lo muestra frente a los policías que se encuentran en algún lado del banco, pero sin apuntarlo directamente.
Para el grafotécnico Reimundo Urcia, los dibujos envolventes que realizó el secuestrador de sí mismo, revelan que en todo momento no deseaba ver visto.
“Estos retoques y repasos en los dibujos reflejan inferioridad y problemas de depresión. El sombreado es un indicador de angustia, malestar profundo miedo irracional”, señala.
En la tercera hoja, revela la posibilidad de asesinar no solo a un rehén, sino a cuatro. Siempre con el detonador y la bomba.
“La PNP no va disparar. El control remoto juega un papel importante, La PNP no debe decir que hacer (…), si lo hace se matará con firmeza”.
En la cuarta y última, vuelve hacer hincapié de su seguridad, pues se ve delante de cuatro personas, que serían el piloto del helicóptero que pidió, el negociador, él y dos rehenes más.
Para el psiquiatra Mariano Querol, lo planificado por “Loco Bomba”, se asemeja a un guión de cine, pero sin concluir.
“Hay cosas sin hilvanar y totalmente fuera de la realidad. Es como un guión no pulido. Este señor no considera a la autoridad. Todo se muestra blanqueado. Aparecen algunos policías, pero no tomó en cuenta que uno de esos fue el que finalmente lo asesinó”, dijo.
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