El Padre Miguel Ángel Vassallo, Director del Centro de Promoción Vocacional Casa de Nazareth recordó que todos estamos llamados a la santidad en una vocación particular: la gran mayoría al matrimonio y algunos al sacerdocio y a la vida consagrada.
“El Cardenal Juan Luis Cipriani desde el 2010 creó e impulsó la Casa de Nazareth como un centro de actividades para jóvenes donde de manera especial se trate a aquellos que quieren ser sacerdotes. El primer fruto fue el año pasado que entraron al seminario 14 jóvenes que felizmente han perseverando; y ahora en febrero esta segunda promoción de ingresantes al seminario son 17. Entonces hay 31 jóvenes que gracias a Dios y a este trabajo de mucho empeño y oración están preparándose para ser sacerdotes”, reconoció.
El Padre Vassallo reconoció que cuando visita universidades, institutos y colegios los jóvenes están ávidos a conocer a Dios y muchos de estos jóvenes sienten un llamado concreto a la vida consagrada.
“Dios quiere algo para tu vida: que seas un excelente padre o madre de familia pero también quiere que algunos se entreguen al servicio en la Iglesia a través de la vocación sacerdotal o religiosa”, comentó.
Asimismo explicó que el proceso de selección para que los jóvenes ingresen al seminario dura aproximadamente un año y comprende de un programa especial en Casa de Nazareth donde se comparten retiros, convivencias, voluntariados, “donde se profundiza bastante y se les da los medios para que cuando entrene al seminario las tengan clara”, explicó.
También reconoció que en la vida de los jóvenes es muy importante el sustento familiar.
“El jalón de orejas a veces hay que dárselo a los papás. Hay una crisis de valores que a veces empieza en la familia. Entiendo que la sociedad reclama que los papás rindan en su trabajo, pero la primera ocupación de los padres es brindar un espacio de tiempo concreto al hijo para escucharlo, porque el amor también es heroísmo. El papá está llamado a ser referente de moral y coherencia de sus hijos, sin ello es más fácil que los chicos caigan en drogas y desviaciones”, mencionó.
“Es increíble la gran herida que tienen los jóvenes cuando los papás no les han dado afecto y luego salen a la calle a buscarlo de mil maneras, y las crisis afectivas de rompimientos, abortos y desviaciones es en el fondo un afecto no bien conducido. Es importantísima la base familiar para la vocación de un chico ya sea al matrimonio o a la vida consagrada”, prosiguió.
Finalmente animó a los jóvenes a participar de las actividades organizadas en la Casa de Nazareth. Los interesados pueden comunicarse al teléfono (511) 477–1642 o visitando la página web oficial www.sigueme.pe
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