El Fondo Monetario Internacional dice que los países avanzados, por su parte, afrontan las consecuencias de una crisis con raíces "profundas" que desbarató el sistema financiero.
El 2011 será un año de abundancia en los países emergentes y debilidad en los avanzados en una doble velocidad que el FMI calificó hoy de indeseable e instó a solucionar vía flexibilidad cambiaria y una revisión de modelos de crecimiento.
"Sin ese reequilibrio económico no habrá una recuperación saludable", afirmó hoy el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) Oliver Blanchard en una entrevista con la revista digital del organismo, IMF Survey.
El organismo internacional pide desde hace tiempo que países como EE.UU., que han basado su modelo de crecimiento en el consumo, ahorren más y potencien su sector exportador y que países con superávit como China, dependientes del sector externo, potencien por el contrario la demanda doméstica.
Blanchard volvió a hacer hincapié hoy en ese mensaje sobre todo en vista de una doble velocidad económica que calificó de "asombrosa" y que dijo parece acentuarse.
"Probablemente domine el 2011 y más allá de eso", aventuró.
En adelante, el desafío para los emergentes será evitar el calentamiento de sus economías y hacer frente al creciente desembarco en sus mercados de flujos de capital.
Los países avanzados, por su parte, afrontan las consecuencias de una crisis con raíces "profundas" que desbarató el sistema financiero y ha creado una gran incertidumbre.
Si eso se combina con unos bajos ahorros e inversiones excesivas en el sector inmobiliario, el resultado es "una recuperación lenta", que carece del empuje para reducir las elevadas tasas de desempleo.
Se trata, afirmó Blanchard, de un proceso "doloroso", pero no sorprendente. La historia, dijo el experto, demuestra que la recuperación de las crisis financieras es "larga y lenta".
De ahí que sea necesario un reequilibrio.
Blanchard recordó que antes de la crisis el crecimiento en muchos países avanzados se asentaba en una "excesiva demanda doméstica", ya fuese vía consumo o inversión inmobiliaria, un modelo que resultó inviable.
Esos países necesitan ahora encontrar nuevos pilares de crecimiento.
En general, el FMI cree que los países con déficit precisan apoyarse más en el sector externo, en las exportaciones, mientras que lo que disfrutan de superávit deben hacer lo contrario, es decir, hincapié en la demanda doméstica y menor dependencia del sector exportador.
El economista apuntó que la recuperación podría continuar sin ese reequilibrio, pero sería una apuesta peligrosa.
"La continuidad de la expansión fiscal o el regreso de los consumidores estadounidenses a sus viejos hábitos de escasos ahorros pueden sostener la demanda y el crecimiento por algún tiempo", afirmó.
Pero el optar por una solución de ese tipo "recreará muchos de los problemas" que desencadenaron la crisis.
"¿Imagínese lo que vendría después?", preguntó retóricamente Blanchard en una clara advertencia a los responsables del futuro económico del planeta.
Destacó, al mismo tiempo, que los ajustes cambiarios son "una parte integral del proceso" de ajuste.
Blanchard se refirió también a la situación en Europa al mencionar que los temores sobre el sector bancario europeo son probablemente "exagerados".
Aun así, insistió en que la única forma de ahuyentarlos es realizar pruebas de solvencia adicionales y reglas más claras sobre quién asumiría las pérdidas potenciales.
"Qué parte de las pérdidas absorberían los acreedores, qué parte los Gobiernos nacionales, qué parte la Unión Europea", afirmó Blanchard.
Pese a los incesantes rumores sobre posibles rescates del sector en el Viejo Continente, Blanchard pronosticó que los rescates, ya sea por parte de la Unión Europea o los Gobiernos nacionales, serán "bastante limitados".
Por lo demás, y aunque no citó casos concretos, insistió en que no hay dudas de que "un número de países europeos" afrontan un ajuste macroeconómico "largo y duro".
Irlanda y Grecia son dos de los países europeos que han recurrido a la ayuda del FMI, además de a la de la Unión Europea, para salir del pozo en el que se encuentran sumidos. EFE
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