Porcentaje todavía es mayor entre las empleadas menores de edad, según el Sindicato Nacional de Trabajadoras del Hogar del Perú.
Alrededor del 70 por ciento de las trabajadoras del hogar del Perú son violadas por sus empleadores, porcentaje todavía mayor entre las menores de edad, según las estimaciones del Sindicato Nacional de Trabajadoras del Hogar del país andino, Leddy Mozombite.
Mozombite se quejó en una entrevista a la agencia EFE en Londres de que, al no gozar se estatus de trabajadoras, es muy difícil probar las agresiones, ya que el empleador niega conocer a la chica para quedar impune y no hay un contrato de trabajo que demuestre lo contrario.
"Los agresores son gente poderosa que ocupa importantes puestos en las administraciones públicas, lo que les permite paralizar las denuncias contra ellos e incluso sobornar si es necesario", precisó.
Por este y otros abusos, el sindicato presidido por Mozombite lleva años luchando por mejorar las condiciones laborales de las empleadas del hogar de su país y su batalla ha llegado hasta la Organización Internacional del Trabajo, en Ginebra, donde hace un par de semanas la peruana participó en la negociación de un convenio internacional por los derechos de las trabajadoras domésticas.
Mozombite contó que fue una "negociación muy dura" porque ella y otras sindicalistas de más de una veintena de países se enfrentaron a los representantes de los gobiernos y de los empleadores.
"Para nosotras era muy importante lograr este convenio porque obliga a los empleadores a mejorar nuestras condiciones laborales y visibiliza nuestro trabajo, hasta ahora invisible porque no aparecemos en las estadísticas", destacó la sindicalista.
Entre las condiciones que recoge el convenio, que deberá ser ratificado por los países el próximo año, figuran la obligatoriedad del contrato laboral escrito, el pago de un salario en dinero y no en especie, el establecimiento de una jornada laboral de ocho horas, el derecho a vacaciones pagadas y a seguridad social.
"La mayoría de las empleadas del hogar trabajamos (en Perú) en condición de semi-esclavas porque debemos estar disponibles en cualquier momento y, a menudo, la única remuneración que recibimos es el alojamiento y manutención", explicó.
Mozombite también denunció las "deplorables" condiciones en las que viven en las casa donde trabajan, ya que suelen estar alojadas en "minúsculos y sucios" habitáculos, que incluso pueden llegar a compartir con animales.
Para mejorar las condiciones de las trabajadoras peruanas el sindicato propuso ya hace más de un año al Ministerio de Trabajo de Perú la creación de un censo de empleadas y empleadores del hogar, proyecto que comenzará a debatirse en el Congreso del país andino en pocas semanas.
Con este censo, las empleadas del hogar dejarán de ser invisibles porque figurarán en las estadísticas, además de obligar a los empleadores a registrarse cada vez que contraten a una trabajadora y a fijar de antemano las condiciones laborales y salariales.
"Al estar censadas dispondremos de un seguro, privilegio del que solo disfrutan unas pocas", indicó Mozombite, quien explicó que en Perú es necesario cobrar el salario mínimo de 580 soles al mes (165 euros) para poder tener seguro, cantidad que no alcanzan la mayoría de las empleadas domésticas.
Según contó, el salario medio de éstas oscila entre los 200 y 400 soles mensuales (56 y 113 euros), "cantidad insuficiente para vivir", y la mayoría de las trabajadoras deciden renunciar al seguro porque la ley las obliga a costear el 19 por ciento de los 146 soles (42 euros) que cuesta el seguro, lo que recorta aún más su sueldo.
Por el contrario, al empleador sólo se le carga con el 13 por ciento del coste del seguro.
EFE
Mozombite se quejó en una entrevista a la agencia EFE en Londres de que, al no gozar se estatus de trabajadoras, es muy difícil probar las agresiones, ya que el empleador niega conocer a la chica para quedar impune y no hay un contrato de trabajo que demuestre lo contrario.
"Los agresores son gente poderosa que ocupa importantes puestos en las administraciones públicas, lo que les permite paralizar las denuncias contra ellos e incluso sobornar si es necesario", precisó.
Por este y otros abusos, el sindicato presidido por Mozombite lleva años luchando por mejorar las condiciones laborales de las empleadas del hogar de su país y su batalla ha llegado hasta la Organización Internacional del Trabajo, en Ginebra, donde hace un par de semanas la peruana participó en la negociación de un convenio internacional por los derechos de las trabajadoras domésticas.
Mozombite contó que fue una "negociación muy dura" porque ella y otras sindicalistas de más de una veintena de países se enfrentaron a los representantes de los gobiernos y de los empleadores.
"Para nosotras era muy importante lograr este convenio porque obliga a los empleadores a mejorar nuestras condiciones laborales y visibiliza nuestro trabajo, hasta ahora invisible porque no aparecemos en las estadísticas", destacó la sindicalista.
Entre las condiciones que recoge el convenio, que deberá ser ratificado por los países el próximo año, figuran la obligatoriedad del contrato laboral escrito, el pago de un salario en dinero y no en especie, el establecimiento de una jornada laboral de ocho horas, el derecho a vacaciones pagadas y a seguridad social.
"La mayoría de las empleadas del hogar trabajamos (en Perú) en condición de semi-esclavas porque debemos estar disponibles en cualquier momento y, a menudo, la única remuneración que recibimos es el alojamiento y manutención", explicó.
Mozombite también denunció las "deplorables" condiciones en las que viven en las casa donde trabajan, ya que suelen estar alojadas en "minúsculos y sucios" habitáculos, que incluso pueden llegar a compartir con animales.
Para mejorar las condiciones de las trabajadoras peruanas el sindicato propuso ya hace más de un año al Ministerio de Trabajo de Perú la creación de un censo de empleadas y empleadores del hogar, proyecto que comenzará a debatirse en el Congreso del país andino en pocas semanas.
Con este censo, las empleadas del hogar dejarán de ser invisibles porque figurarán en las estadísticas, además de obligar a los empleadores a registrarse cada vez que contraten a una trabajadora y a fijar de antemano las condiciones laborales y salariales.
"Al estar censadas dispondremos de un seguro, privilegio del que solo disfrutan unas pocas", indicó Mozombite, quien explicó que en Perú es necesario cobrar el salario mínimo de 580 soles al mes (165 euros) para poder tener seguro, cantidad que no alcanzan la mayoría de las empleadas domésticas.
Según contó, el salario medio de éstas oscila entre los 200 y 400 soles mensuales (56 y 113 euros), "cantidad insuficiente para vivir", y la mayoría de las trabajadoras deciden renunciar al seguro porque la ley las obliga a costear el 19 por ciento de los 146 soles (42 euros) que cuesta el seguro, lo que recorta aún más su sueldo.
Por el contrario, al empleador sólo se le carga con el 13 por ciento del coste del seguro.
EFE
Comparte esta noticia