Brindar una sonrisa, un abrazo, una frase afectuosa, o una mirada dulce no cuestan nada, es gratis, y todos tenemos ese potencial. Lo importante es ponerlo en práctica.
¿Cuánto puede significar una muestra de afecto en los seres humanos, expresado mediante una palabra, un abrazo, un gesto o algo que simbolice que la otra persona le importa? ¿Sabemos demostrar nuestro afecto? ¿Cuánto damos y cuánto recibimos?
Una investigación realizada en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, Estados Unidos, muestra que la carencia de afecto puede tener consecuencias negativas en el individuo. Por ejemplo, un niño que no recibe abrazos ni caricias durante su niñez, ante esa ausencia de contacto físico necesario, mueren millones de neuronas en su cerebro.
Las muestras y expresiones de afecto realizadas sin esfuerzo, como algo espontáneo, ayudarán a fortalecer las relaciones entre las personas; mantener una familia armoniosa; ser mejores hombres o mujeres, y lograr un mejor bienestar en la vida.
Se ha comprobado que brindar un abrazo, un beso, un elogio, destacar los aspectos positivos del otro, reconocer los logros y cualidades, una mirada de dulzura, saber escuchar sin juzgar, entre otros, son acciones necesarias que deben estimularse desde la infancia.
De esta manera, el niño, niña o adolescente, que recibe estas muestras de afecto y amor, será emocionalmente más estable y podrá mantener relaciones de confianza, seguridad y respeto con su entorno y el resto de gente. Favorecerá en todo sentido su autoestima.
Todo lo contrario al afecto es la violencia y maltrato cotidiano, como golpes, insultos, pellizcos, humillaciones, amenazas, subestimarlos en su propia capacidad y rendimiento, desmereciendo todo lo que hacen, en el caso de las niñas, niños y adolescentes, que son los más vulnerables.
Esto conllevará a que se vuelvan personas inseguras, violentas, amargadas, resentidas, con autoestima baja, y hasta con patologías emocionales.
Por otro lado, hay quienes no les gustan o no aceptan las manifestaciones de afecto, menos si son abrazos y besos. En esos casos, es importante observar a la persona y respetarla como tal, sin tratar de ser invasivos o forzarles a expresar algo que en ese momento quizás no quieren demostrar o recibir,
Recuerda, nadie da de lo que no tiene, y por eso no se le debe juzgar; solo el ejemplo, el amor y la persistencia pueden ser capaces de ablandar hasta la roca más dura. Brindar una sonrisa, un abrazo, una frase afectuosa, o una mirada dulce no cuestan nada, es gratis, y todos tenemos ese potencial. Lo importante es ponerlo en práctica.
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Producción: Amelia Villanueva Ramirez
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