Se hacen llamar Bearded Brothers y para ser parte de ellos solo hay dos requisitos: tener una barba prominente y ser una persona con buenas intenciones para la sociedad.
Tener barba ha dejado de ser la imagen del tipo desaliñado y se ha convertido en un estilo de vida para los miembros del club de barba Bearded Borthers, que nació en 2016. Kike Vásquez cuenta que inició el proyecto en un momento de ocio. Creó un grupo para barbudos en Facebook y solo en un día, más de 150 personas se integraron. En la actualidad, son más de 2 mil personas que narran sus experiencias de vida en la página Bearded Brothers, la primera red de barbudos del Perú.
“Nosotros somos un club de todas las sangres. Somos personas que tenemos en común la barba. Somos personas con diferentes intereses y aspiraciones profesionales. Tenemos tatuadores, diseñadores, entre otros. Yo trabajo en marketing”, comenta el fundador.
Una hermandad de barbudos. El club de la barba Bearded Brothers no solo es un espacio para para pasarla bien, existen reuniones mensuales donde los miembros comparten experiencias profesionales y realizan talleres como manejo de redes o apoyo jurídico para temas legales. Además, coordinan actividades de ayuda social como chocolatadas por navidad.
“Queremos ser un club de ayuda a la sociedad. El requisito para pertenecer es ser una persona con buenas intenciones y que tenga proyectos para la sociedad. Queremos crecer como club en filiales fuera de Lima. Y buscamos desarrollar el trabajo artístico de algunos de nuestros integrantes como tatuadores o ilustradores. Queremos apoyarlos y ser su sponsor”, comenta Alfredo Cuadros, uno de los miembros fundadores.
Abajo los prejuicios. La barba tiene un cuidado meticuloso, por ello se recomiendan jabones, cepillos y lociones. En sus reuniones discuten estos temas y toman decisiones sobre el futuro del club, que ahora se ha convertido en hermandad que busca derribar los estereotipos que se han tejido sobre la imagen del hombre con barba.
“Hace años estuve trabajando en una transnacional donde me decían ‘oye aféitate eso’, ‘córtate eso’. Al igual, con los tatuajes, que me decían ‘no está bien que tengas eso, ¡tápatelos!’. Creo que ya estamos en 2017 y es absurdo pensar así. El hábito no hace al monje”, opina Kike Vásquez.
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