La huelga fue convocada por sindicatos del sector público ADEDY y del privado GSEE, en contra de lo que consideran el "autoritarismo" y comportamiento "anticonstitucional" del Gobierno.
Grecia celebra este jueves una huelga general contra la desaparición de la radiotelevisión pública ERT, cuya plantilla mantiene ocupada la sede central pese al cierre oficial vigente desde la madrugada del miércoles.
La huelga, la tercera en lo que va de año, ha sido convocada por los dos principales sindicatos, el del sector público ADEDY y del sector privado GSEE, en contra de lo que consideran una nueva vuelta de tuerca del Gobierno hacia el "autoritarismo" y el comportamiento "anticonstitucional".
El paro es de 24 horas en los autobuses, trolebuses y trenes, cuya circulación está completamente detenida desde la medianoche, lo que en la capital ha provocado más atascos de los habituales.
Los hospitales solo ofrecen los servicios mínimos, mientras que en el sector privado, solo los bancos han secundado en bloque la convocatoria de huelga.
Los controladores aéreos celebrarán esta tarde un paro de dos horas, lo que ha obligado a las aerolíneas a cambiar la programación de vuelos, si bien no se prevén cancelaciones.
El metro solo ha organizado un paro en el turno de madrugada, para facilitar la participación masiva en la manifestación de protesta convocada ante la sede de la radiotelevisión pública.
Para las 11.00 hora local (08.00 GMT) los sindicatos han convocado una gran manifestación ante las puertas de la televisión.
Allí, los empleados mantienen ocupado el edificio y con una emisión informativa continua que retransmiten a través de canales facilitados por otras cadenas.
El primer ministro, el conservador Andonis Samarás, defendió ayer la decisión de cerrar la radiotelevisión pública con el argumento de que era necesario acabar con un sistema de despilfarro y de privilegios para unos pocos.
Con ello, aludió a una realidad de larga tradición en los medios públicos de este país, donde se ha creado una verdadera casta de profesionales nombrados a dedo por los correspondientes Gobiernos o partidos mayoritarios, que gozan de sueldos astronómicos, en contraste con el bajo nivel salarial de otros muchos.
Pese a que todos los partidos critican esta situación -creada por ellos mismos- y todos piden una reforma de la radiotelevisión pública, la crítica a una medida tan drástica como es el cierre ha sido unánime, inclusive por parte de los socios de la coalición tripartita.
Samarás dijo no entender tanto revuelo y aseguró que "cuando se cierran canales privados o periódicos, no se produce tal respuesta".
El cierre del ente público supone no solo un nuevo pulso de los sindicatos con el Gobierno sino también una prueba de fuego para la cohesión interna de la coalición.
Los líderes de los dos socios, Evangelos Venizelos de los socialdemócratas del Pasok, y Fotis Kuvelis de la izquierda moderada Dimar, han solicitado una reunión de urgencia con Samarás y han reafirmado su rechazo al cierre.
Algunos medios de este país que citan fuentes de la sede del primer ministro barajan la posibilidad de que Samarás pueda pedir un voto de confianza en el Parlamento.
Mientras, el líder del principal partido de la oposición Syriza, el izquierdista Alexis Tsipras, aseguró que el cambio está cerca, pero advirtió a los ciudadanos que tampoco un Gobierno dirigido por él puede "producir dinero", sino que la riqueza económica hay que "generarla".
EFE
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