Único reactor operativo en Japón es el número 3 de la planta de Tomari, cuya actividad será suspendida el próximo 5 de mayo.
El cierre de este lunes del reactor 6 de la central nuclear de Kashiwazaki-Kariwa dejó a Japón con una sola unidad atómica operativa tras la crisis de Fukushima, lo que aumenta la incertidumbre sobre su suficiencia eléctrica de cara al verano.
A primera hora Tokyo Electric Power (TEPCO), operadora de la planta de Kashiwazaki-Kariwa en Niigata (noroeste) y también de la maltrecha central de Fukushima, anunció la parada del reactor para su revisión regular y situó a Japón, con 53 de sus 54 reactores detenidos, al borde del apagón nuclear completo.
Tras la parada total de la planta de Niigata, ahora el único reactor operativo en Japón es el número 3 de la planta de Tomari (en la isla septentrional de Hokkaido) que anunció hoy que suspenderá su actividad el próximo 5 de mayo.
Desde que el devastador terremoto y tsunami de marzo de 2011 provocara la peor crisis nuclear en 25 años, ninguno de los reactores del archipiélago detenidos por seguridad o para someterse a las revisiones que cada 13 meses estipula la ley ha sido reactivado.
El Gobierno de Japón, un país que antes de Fukushima dependía en cerca de un 30 por ciento de la energía nuclear, impuso tras el accidente unas pruebas de resistencia a los reactores que deben determinar que éstos son seguros en caso de terremoto y tsunami antes de ser puestos en funcionamiento de nuevo.
Hoy mismo la Agencia de Seguridad Nuclear dio el visto bueno a las pruebas de este tipo realizadas al reactor de Ikata, en la isla de Kyushu (sur), lo que lo convierten en el tercero que supera este examen de seguridad.
Sin embargo, antes de aprobar la reactivación de los reactores que superen las pruebas, el Gobierno quiere contar con el apoyo de las regiones y ciudades que acogen las centrales y que piden más seguridad para evitar que se repita un accidente como el de Fukushima.
El primer ministro nipón, Yoshihiko Noda, ha mantenido hasta ahora este compromiso pese a que su Gobierno ya ha anunciado que si todos las unidades atómicas del país están detenidas en verano, el suministro eléctrico podría reducirse un 10 por ciento con respecto al año pasado.
Convencer a los gobiernos locales para que den su aprobación promete ser tarea difícil, ya que, por ejemplo, el de Osaka (centro), tercera ciudad del país, ya ha anunciado que apoya directamente el desmantelamiento de las centrales nucleares.
Energía nuclear no es segura
"El pueblo de Japón se ha dado cuenta de que la energía nuclear no es segura, y cada día que pasa con los reactores detenidos subraya el hecho de que no es necesaria", afirmó hoy por su parte el director local de Greenpeace, Junichi Sato.
Por otro lado, las eléctricas esperan poder cubrir la demanda, que alcanzará su pico durante el caluroso y húmedo verano nipón, con el aumento de la generación en sus plantas térmicas.
"Haremos los mayores esfuerzos para asegurar un suministro estable", afirmó hoy el presidente de TEPCO, Toshio Nishizawa, cuya empresa deberá intentar abastecer de electricidad a la zona metropolitana de Tokio, con más de 30 millones de habitantes, sin contar con ninguno de sus 17 reactores nucleares en funcionamiento.
Durante el verano de 2011, cuando 35 de los 54 reactores de Japón se encontraban detenidos, el Gobierno y las eléctricas solicitaron a hogares y empresas reducir en un 15 por ciento su consumo en los meses de mayor demanda, lo que llevó a importantes cambios y recortes en fábricas y transporte público.
A la incertidumbre sobre la viabilidad del suministro eléctrico se suma además el mayor coste que le supone al país asiático, muy dependiente en términos energéticos, el potenciar la generación de sus plantas térmicas, que hasta ahora ha implicado un incremento en el gasto en la importación de hidrocarburos.
Japón, cuya economía depende en un 40 por ciento de sus exportaciones, registró en enero de 2012 su mayor déficit comercial en los últimos 33 años en parte por el incremento de las importaciones en energía.
EFE
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