Joven peruana es rescatada de explotación laboral y mendicidad en Ecuador

La adolescente que responde al nombre de Jessica, llegó desde Tumbes para vender caramelos y cigarrillos en las calles de Machala desde muy temprano hasta las 7 de la noche y cuyas ganancias eran entregadas a un tercero, quien le pagaba solo 5 dólares  diarios; "un caso de  mendicidad disfrazada de explotación laboral y trabajo infantil”, como señala Efrén Viteri, Técnico responsable del proyecto de Erradicación de la Mendicidad en la provincia.

 Al finalizar la jornada, la joven se retiraba a descansar a un pequeño cuarto que compartía con otros tres coterráneos. Jessica estudia el primero de secundaria;  es la mayor de 5 hermanos a quienes el padre abandonó hace una década y su madre sostiene el hogar de la venta de caramelos en Machala.

El Consulado del Perú en Machala y la Comunidad de Migrantes Peruanos “Señor de los Milagros” localizaron a Esther Llontop, madre de la adolescente, quien afirma que su hija le pidió venir a esta localidad para trabajar en la venta de caramelos para ayudar a sus hermanos.

Llontop,  vive en el barrio del Pacífico de la fronteriza ciudad de Tumbes y  asegura que sus otros hijos de 16, 15, 5 y 4 años, respectivamente, no trabajan en esta actividad..

Según el  Director Provincial del MIES INFA El Oro, el estudio del problema de la mendicidad detectó 31 casos de personas extranjeras en situación de mendicidad en la provincia, la totalidad de ellas de nacionalidad peruana.

Carlos Valdez Mendoza, líder de la comunidad migrante de peruanos en Machala,  no descarta la existencia de  redes de explotación laboral que  contratan  por 5 dólares diarios a niños y niñas para traerlos a Machala los fines de semana a trabajar vendiendo cigarrillos y caramelos.

“Les dan por adelantado el dinero a sus padres y estos les autorizan la salida. La venta deja ganancias de hasta 25 dólares diarios", indica. Según registros del municipio machaleño, al menos 300 personas de nacionalidad peruana trabajan en el comercio informal de la ciudad; unas 600 a nivel de la provincia.

La madre de Jessica debe presentar documentación del consulado y firmar un acta de compromiso de que los derechos de la adolescente no volverán a ser vulnerados. Luego podrá salir rumbo a casa. “Nunca más mis hijos volverán a las calles a trabajar ni mendigar”, prometió la mujer.

* Basada en nota del diario Opinión de Machala-El Oro, Ecuador