Las carencias afectivas de los adultos mayores

Cuando las personas llegan a la adultez de sus vidas, sobre la base seis, una serie de cambios físicos, sociales y emocionales se producen en ellos. El desgaste natural de los años empieza a actuar sobre su cuerpo y sus sentimientos.

Llegar a la tercera edad puede verse afectada por el abandono o el resquebrajamiento de la comunicación familiar. Los lazos afectivos pueden romperse cortando toda interacción con los miembros de la familia, y los sentimientos del adulto mayor verse vulnerados.

Eso puede llevarlos a una profunda depresión, y en consecuencia ver afectada su salud. Empiezan a comportarse como niños, a sentirse incomprendidos, volverse intolerantes a los ruidos, a ciertas comidas, etc. y eso, de una u otra forma termina por aislarlos.

Esta soledad se verá muchas veces reflejada en pensamientos de muerte para no seguir siendo una carga para su entorno, y mucho menos una molestia para los nuevos integrantes de la familia como nueras, yernos, nietos, entre otros.

A ese cuadro se suman problemas de demencia senil, incontinencia urinaria, Alzheimer, mal de Parkinson o arterioesclerosis, que la familia no comprende y lo asumen como una molestia. Dentro de ese contexto, muchos hijos o familias, optan por enviar a sus padres a centros de reposo, asilos o albergues para adultos mayores.

Al respecto, el Dr. Carlos Sandoval, médico geriatra, hace algunas definiciones importantes para evitar errores, ya que muchas personas suelen confundirse con algunos términos.

Casa de reposo, (geriátricos en España y Argentina), se denomina así a aquel lugar en el cual acude un anciano por propia voluntad o llevado por familiares o parientes para habitar en un ambiente generalmente privado (particular de paga), en donde va a interactuar con personas de edad avanzados muchas veces con algunas enfermedades crónicas y muchas veces con algún tipo de discapacidad y dependencia, otras veces son personas independientes que pueden entrar y salir libremente a dar paseos solos por la comunidad.

Asilo de ancianos, lugar en donde acuden ancianos generalmente sin familia o sin parientes, con nulos recursos económicos y que van a vivir de la caridad del Estado o de instituciones generalmente religiosas. Aquí generalmente acuden ancianos en situación de abandono.

Residencias asistidas, Nursing Homes o Unidades de Larga Estancia, son aquellas en donde acuden ancianos con enfermedades discapacitantes que requieren cuidados permanentes de enfermería, son personas dependientes, que no podrían permanecer en sus hogares pero tampoco son tributarios de una hospitalización en un hospital general debido a la cronicidad de sus enfermedades. Ejemplo que requieran alimentación por sondas, curaciones, aspiraciones de secreciones o nebulizaciones por ejemplo.

Muchas veces los ancianos son llevados por sus propios hijos como un mal necesario, pues no tienen donde atenderlos, ya sea porque los hijos o viven fuera, en provincias o el extranjero y no hay quien se haga cargo de sus padres. Otras veces, debido a su soltería o viudez, estos ancianos no tienen familia y no les queda otra alternativa.

En cierta forma esto constituye un mal menor, pues lo ideal es que el anciano permanezca en su domicilio rodeado de sus seres queridos, pero la vida en una Casa de Reposo no tiene por qué ser necesariamente mala, o vista como un infierno, cárcel o castigo, puede ser un lugar agradable en donde permanezcan los últimos años de sus vidas recibiendo cariño, amor y respeto.

Ante ello existen leyes e instituciones en el Perú que velan por el buen desempeño y trabajo en una Casa de Reposo, todas deben de tener una licencia de funcionamiento expedida por el MIMDES, Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social, la municipalidad del distrito correspondiente, y el visado o visto bueno de Defensa Civil, en donde exista toda una normativa que se debe de cumplir tanto para la infraestructura como de los recursos humanos; es decir, médicos con experiencia en ancianos, enfermeras tituladas y técnicas de enfermería con estudios especializados.

Las Casas de Reposo deberán de ser puertas abiertas las 24 horas del día y los hijos poder visitar y ver a sus padres a cualquier hora, ver su alimentación, los cuidados generales, etc.

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