La falta de publicidad previa a la construcción se debió, según indicó el propio ministro de Cultura, Juan Ossio, a la intención de García de dar una sorpresa a los ciudadanos peruanos.
El litoral de Lima amaneció hoy con un nuevo inquilino en su perfil: la blanca estatua del Cristo del Pacífico, una iniciativa del presidente Alan García que ha provocado con sus 37 metros de altura críticas y burlas de medios, arquitectos y la propia Municipalidad de Lima.
Aunque la estatua, inspirada (según reconoció el propio mandatario) en el Cristo del Corcovado de Río de Janeiro, no se inaugurará hasta el próximo 29 de junio, los trabajos de su instalación han avanzado rápidamente desde que se tuvo las primeras noticias de su existencia la pasada semana.
La sorpresa fue generalizada el pasado viernes 10 de junio, cuando García, al que le resta poco más de un mes para finalizar su mandato, sorprendió a todos al presentar los trabajos, ya avanzados, de la construcción del gran monumento.
La estatua, que según el mandatario debe ser "una figura que bendiga al Perú y proteja a Lima", encontró rápidamente rechazo, empezando por la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, quien se enteró de la gran obra en el mismo momento que el resto de peruanos.
"Habiendo tantos arquitectos y artistas se pudo haber convocado un concurso y no hacer las cosas de esta manera. Debemos aprender a coordinar", afirmó Villarán ejemplificando uno de los principales motivos de enfado de muchos ciudadanos: que la estatua haya sido una decisión unilateral, y sin consulta, de García.
También el arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos, el responsable del proyecto de mejoramiento de la Costa Verde de Lima, ha mostrado su desacuerdo al afirmar que la estatua "es un despropósito, sin sentido ni validez ni estética, histórica, ni simbólica. Es un gesto desmesurado y autoritario".
La falta de publicidad previa a la construcción se debió, según indicó el propio ministro de Cultura, Juan Ossio, a la intención de García de dar una sorpresa a los ciudadanos peruanos.
No fue Ossio la única voz que salió a defender lo que algunos medios bautizan como el "Cristo de Alan", y así la primera ministra Rosario Flores también declaró que la obra contaba con todos los permisos y el beneplácito de la alcaldía de Chorrillos, el barrio de Lima donde se ubica.
Sin embargo, las críticas han superado ampliamente a las bendiciones, y así hoy, por ejemplo, varios diarios limeños abren con la imagen de la estatua y con titulares como "Capricho colosal", de Perú.21, y que hace referencia al cable de la embajada estadounidense filtrado por Wikileaks en el que aludía al "colosal ego" de García.
"No le importó nada ni nadie más que su obsesión por construir una estatua que simbolice su gestión", abre la nota del citado diario.
El mismo Colegio de Arquitectos de Lima también ha criticado la obra y ha anunciado la separación de su colegiatura de los dos arquitectos que aprobaron su construcción, ya que en su opinión no se cumplieron todos los trámites necesarios.
Aunque muchas de las críticas tienen que ver el con el supuesto "mal gusto" de la estatua limeña, las críticas más serias están relacionadas con la financiación del proyecto.
Por un lado está que el propio García haya donado 100.000 soles (unos 32.000 dólares) para el proyecto, lo que supone una décima parte de todo su sueldo durante sus cinco años de presidencia; por el otro, la donación de 833.437 dólares que la empresa brasileña Odebrecht realizó para completar el presupuesto de la estatua.
Algunos medios han señalado que esta donación permitirá a la empresa deducir del pago de la renta un 30 % de lo donado, lo que supone que el fisco peruano dejará de percibir de Odebrecht 1,8 millones de soles (665.114 dólares).
Las mayores burlas respecto al proyecto se han registrado en Internet, donde la estatua ya ha sido bautizada como "Cristo de lo Robado", abundan los montajes con la cara, y las formas físicas, de García a modo de estatua e incluso se ha realizado un concurso con ideas alternativas para erigir estatuas del robot gigante japonés Mazinger Z o el personaje del "manga" Gokú en la costa de Lima.
-EFE
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