Lo que demuestra el llanto de un hombre

Desde el nacimiento a los varones se les ha inculcado que expresar sus emociones es asunto de mujeres, porque “los machos no lloran”; de lo contrario es demostrar debilidad o que está perdiendo su hombría. Como si llorar fuera algo exclusivamente atribuible a las mujeres.

Craso error. El niño o la niña, desde que nacen, tienen iguales sentimientos y emociones. No existe diferencia alguna. Es la sociedad la que imprime el sello de débil o fuerte, la que determina inclusive el color de ropa: celeste para hombrecitos, y rosado para las mujercitas; o en los juguetes: carro para ellos, y muñecas para ellas… y así por el estilo.

Prohibirle a un niño que exprese sus emociones y sentimientos, en una edad en la que está formando su personalidad, va asimilando valores y aprendizajes para la vida, es como incapacitarlo sentimentalmente. Es impedirle verbalizar lo que siente, enseñarle a ocultar lo que le ocurre y demostrar una fortaleza que muchas veces no tiene.

La sociedad, sin proponérselo, tiende a etiquetar al sexo masculino como fuerte, invencible, inconmovible, que si suelta unas lágrimas o llora, dejar de ser hombre para convertirse en una “niñita”. Se asocia con debilidad, olvidando que es algo que tiene que ver con los sentimientos. Y esto se reproduce en el hogar, en la escuela.

Por otro lado, cuando una mujer ve a un hombre llorar, puede confundirse a la primera impresión, pues lo primero que pasará por su mente es que el hombre que está con ella quizás se trate de un gay.

Este tipo de presión que se ejerce en el hombre desde su infancia, sea por parte de la sociedad, la familia entera o las amistades, lo llevará a reprimir sus emociones de una forma inadecuada, produciendo en él un comportamiento frío e insensible. Algunas veces puede mostrar agresividad, y hasta presentar problemas de salud en el futuro como tensión muscular, estrés, bruxismo, entre otros.

Suele ocurrir en muchos matrimonios o uniones de pareja, que la relación no progrese, debido precisamente a ese no saber expresar sus sentimientos por parte del varón, como si lo pueden hacer las mujeres. La pareja se sentirá frustrada, desalentada, al no encontrar en su compañero el soporte que necesita, y que en ella debe recaer el peso de la relación.

La incapacidad emocional que llevan consigo los varones es tan grande e intensa que sentirán impotencia, rebeldía, frustración de no poder demostrar sus sentimientos.

Hoy en día existen muchas escuelas de padres donde este tema no es ajeno y se le enseña al hombre que tiene licencia de llorar, de expresar sus sentimientos, y así liberarse de esa carga emocional que llevan por dentro y en apariencia.

Demostrar los sentimientos no debe ser sinónimo de falta de hombría o debilidad; por el contrario, serán mejores hijos, buenos esposos o compañeros, y buenos padres de familia, en la medida que sepan expresarse. Ello les ayudará a ser más felices y compartir momentos inolvidables con sus seres queridos sin temor a sentirse culpables.

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