Accidente sucedió por el intento clandestino de obtener combustible del oleoducto de Pemex en Puebla y dejó al menos diez niños muertos.
El intento clandestino de obtener combustible de la red de Petróleos Mexicanos (Pemex) se saldó hoy en Puebla (centro del país) con una explosión que dejó 27 muertos y 52 heridos, 5.000 personas evacuadas e importantes daños materiales.
El incidente se dio en la estación de bombeo número 7 del municipio de San Martín Texmelucan, sobre las 05.50 horas (11.50 GMT). Según la secretaría de Gobernación del estado de Puebla, la extracción de combustible se les fue de las manos a los ladrones y provocó una fuerte explosión.
Ello causó un incendio de grandes dimensiones, coronado por una enorme nube de humo negro que podía verse desde gran distancia. Pemex recibió el reporte de que dos de los ductos de la instalación siniestrada se hallaban en llamas, por lo que se enviaron efectivos para hacerse cargo.
En estos momentos el incendio se halla controlado y sólo se están consumiendo los residuos del producto, según informa la Secretaría de Gobernación federal en un comunicado.
La coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Gurza, confirmó a Efe la hipótesis del robo como origen del siniestro, y cifró a primera hora de la mañana los muertos en doce.
Varias horas después, el secretario mexicano de Gobernación, Francisco Blake, y su homólogo de Puebla elevaron en conferencia de prensa los fallecidos a 27, entre ellos diez niños. Es posible que un número alto de muertos corresponda a la misma familia.
Muchos de los cadáveres se encuentran totalmente calcinados.
De los 52 heridos, cinco se hallan en estado grave. La mayoría han sido atendidos en centros de Tlaxcala, aunque los que estaban en peor condición fueron trasladados a un hospital de Puebla.
Ante el desastre, el Ejército mexicano activó el Plan DN-III como es menester en estas situaciones: más de un centenar de soldados fueron desplazados al lugar del suceso para ayudar en las tareas de evacuación civil y resguardo de la zona (hay un cordón de seguridad de cinco kilómetros).
En total se ha evacuado a 5.000 personas, según las autoridades de Puebla, que habilitaron un albergue en un polideportivo para darles cobijo en un primer momento.
La explosión provocó severos daños materiales: 32 casas quedaron completamente destruidas y otras 83 sufrieron desperfectos. Un puente cercano al lugar de la explosión quedó inservible.
"Expreso mis condolencias a las familias de los fallecidos por explosión en Puebla, así como mi solidaridad y apoyo a las personas afectadas", ha comunicado el presidente mexicano, Felipe Calderón, a través de su Twitter.
"Dado que los resultados preliminares de los análisis técnicos de Pemex sugieren que el incidente derivó de una toma clandestina, Calderón ha instruido también que se realice una investigación en este sentido para deslindar responsabilidades y aplicar todo el peso de la ley a quienes resulten responsables", apuntó la Presidencia mexicana en una nota.
San Martín Texmelucan se encuentra a unos 95 kilómetros al este del Distrito Federal, en el límite entre los estados de Puebla y Tlaxcala. Consta de una cabecera municipal y once pueblos, con un total de 121.000 habitantes según los registros del año 2000.
Situado a la sombra de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, el municipio es conocido por contar con un tianguis (mercadillo) de grandes dimensiones.
El disparador del suceso, el intento de tomar combustible clandestinamente de la red de Pemex -conocido popularmente como "ordeñar" -es una práctica cotidiana, tanto a cuenta de particulares como de grupos del crimen organizado que buscan hacer negocio.
A pesar de los bajos precios de la gasolina, debido a los subsidios del Gobierno federal y a la abundancia del petróleo, bien la necesidad -hay cerca de 47,6 millones de pobres en el país- o la codicia han hecho de las tomas clandestinas algo común.
EFE
Comparte esta noticia