Banda mexicana presentó lo mejor de su irreverente repertorio en el Conciertecho VOL.5, evento benéfico que contó además con la participación de otros grupos nacionales.
Pura dinamita. Una voz de protesta envuelta en estrepitosa potencia sacudió la explanada sur del Estadio Monumental, el último sábado. Fueron aproximadamente 10 mil almas las que abarrotaron el recinto para bailar al ritmo de la explosiva banda de rock “Molotov”.
A las 11: 30 de la noche, las luces se apagaron, y de pronto las sombras de Tito Fuentes, Miky Huidobro, Randy Ebright y Paco Ayala aparecieron sobre el escenario para dar rienda suelta a toda su energía y sátira musical, luego de la efusiva presentación de “La Sarita” y “Bareto”.
“Noko” de su álbum titulado “Dance and dense denso”, fue el tema que Molotov escogió para iniciar el show. “¡Buenas noches! ¿Cómo están? ¿Todos listos?” fueron las primeras palabras del grupo que logró “prender” al respetable desde el primer momento.
La extravagancia característica de los mexicanos cobraría fuerza con el tema “Amateur”. “Esta es una rola vieja que refleja la esencia de la historia de Molotov”, dijo Tito, para luego provocar el alarido colectivo con los acordes de su guitarra.
“Chinga tu madre”, “Here we kum”, “Parásito”, “Voto Latino” y “Me convierto en marciano” fueron temas demoledores que extasiaron al respetable y confirmaron por qué son considerados una de las mejores bandas de rock en Latinoamérica y por qué han ganado, en más de una oportunidad, el Grammy Latino.
El clímax de la presentación llegaría con “Gimme the power”, canción con la cual miles de gargantas desahogaron su furia contra el sistema. “¡Que se sienta el power peruano!, ¡que se sienta! todos juntos como hermanos, porque somos más, jalamos más parejo ¿por qué estar siguiendo a una bola de pendejos?”, fue el coro que entonó el grupo y llenó el estadio de gritos con ansias de libertad.
Mientras los cuerpos emancipaban sentimientos encontrados, las pantallas gigantes proyectaban imágenes de guerra, manifestaciones sociales y personas derramando lágrimas. El espectáculo visual retroalimentaba el clamor popular de la letra.
Sin embargo, cuando Molotov interpretó la canción “Puto”, los fanáticos comenzaron a saltar con tal efusión, que se creó el ambiente perfecto para el “pogo”, esa mezcla de catarsis, histeria y emoción, que tienden a expulsar los cuerpos para purificar su espíritu.
Puro rock, pura energía, puro “power” destilaron los mexicanos entre el respetable con éxitos como “Frijolero”, “Dance and dense denso”, “Perro negro granjero”, entre otros temas que retribuyeron a los limeños su colaboración a Techo Perú, organización que busca erradicar la pobreza en las zonas más vulnerables del país.
Tras un primer adiós, los “compadres” aztecas volvieron a escena a pedido de miles de voces que exclamaban una canción más. “¿Quién quiere subir al escenario? ¡Qué vengan todas las nenas!”, dijo Paco. La invitación fue más que suficiente para que más de 40 chicas rodearan a los músicos.
Con las chicas sobre la tarima y la banda en pleno, se dejó escuchar la pegajosa “Rastamandita”, tema que se insertó en los cuerpos de las féminas e impulsó el movimiento sensual e infartante de sus caderas.
Fueron dos horas de espectáculo, en el cual el público se entregó por completo a los temas plagados de irreverencia y peculiar estilo. Dos horas, en las que Molotov demostró ser más que una simple banda, un movimiento contracorriente que engrandece al pobre y reclama al poderoso. Un grupo de rock con verdadera voz propia que invita al colectivo a la reflexión y a la acción.
Nancy Condori
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