No se sabe si Dan Fredinburg logró leer estas conmovedoras líneas, pero su amigo Max Stossel, autor de la carta, la publicó en Facebook.
Dan Fredinburg, el directivo de Google que falleció en el devastador terremoto que azotó Nepal, portaba una conmovedora carta que solo podía abrir cuando llegara a la cima del monte Everest, que pretendía escalar con el objetivo de digitalizar la zona para el servicio de mapeo Google Maps.
"Te quiero, hermano. Por favor regresa con historias", se lee en parte de la carta que Fredinburg llevaba entre sus ropas.
Max Stossel, autor de la misiva, subió la misma a Facebook y abrió una cuenta en CrowdRise, una página de internet especializada en proyectos de "crowdfunding", con el objetivo de recaudar dinero con fines benéficos. Hasta el momento ha conseguido más de 36 mil dólares.
El portal ABC.es reprodujo el manuscrito que está en inglés y en español dice lo siguiente:
"Dan (dan dan dan)
Debes estar muy alto para estar leyendo este eco escrito. Todas las personas que conocemos y amamos finalmente van a morir (morir morir morir). Cuando lo hacen, dejan atrás sus historias.
Esas historias se cuentan y se transmiten, impactan en las vidas de los demás hasta que son historia (historia historia historia). Tu historia ya ha impactado enormemente en la mía, para bien. Con cada aventura regresas con historias que la mayoría de la gente no soñaría experimentar ellos mismos (mismos mismos mismos).
Gracias por empujar a la raza humana para que sea más grande, más atrevida, y vivir la vida de verdad en vez de sobrevivir a ella (ella ella ella).
Te quiero, hermano. Por favor regresa con historias (historias historias).
E incluso si no lo haces... Todos estaremos horrorizados, entristecidos y con el corazón roto por no poder crear nuevas historias contigo, pero también vamos a saber que ya has vivido el equivalente de al menos 100 vidas.
Eres un campeón.
Te deseo un seguro, maravilloso y espectacular viaje.
Con cariños,
Max Stossel (ossel ossel)"
No se sabe si el fallecido directivo de Google logró leer estas conmovedoras líneas, pero -según el mismo Stossel, Fredinburg llevaba consigo otras cartas que le habían dado su novia y su familia.

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