El animal, llamado Pipo, muerde sus patas hasta provocarse severas heridas cada vez que ve personas o escucha la voz de su veterinario.
Pipo, el chimpancé que por décadas "reinó" en el Zoológico Nacional de Nicaragua, sufre una enfermedad mental que podría acortarle la vida, informaron hoy las autoridades del centro.
"Tiene secuelas de un accidente que le ocurrió cuando tenía cinco meses de edad, en el que sufrió serias lesiones en la cabeza, se muerde hasta hacerse grandes heridas, así no parece que pueda llegar a la vejez", dijo a Efe el veterinario del Zoológico Nacional, Eduardo Sacasa.
El chimpancé, que desde los años 80 atrajo con su personalidad a los visitantes del Zoológico Nacional, muerde sus patas hasta provocarse severas heridas cada vez que ve personas o escucha la voz de su veterinario.
Se muerde con tal rudeza que no para hasta arrancarse la carne, dejando expuestos los huesos de sus patas heridas.
"Empezó a morderse hace como ocho años, antes lo hacía, pero se recuperó, hasta que una vez unos estudiantes le lanzaron una navaja dentro de la jaula, y apareció con sus patas heridas, desde entonces no puede ver a nadie porque se muerde hasta arrancarse los pedazos", explicó Sacasa.
Como medida de precaución, a Pipo se le construyó una "cueva" pero el refugio no fue suficiente.
Hoy vive confinado en un espacio junto a su jaula que le impide ver a los visitantes.
No obstante, cuando escucha la voz de Sacasa y éste no se acerca de inmediato, su impulso de agredirse a sí mismo retorna.
Cada reencuentro del chimpancé con su veterinario, aunque sólo sea después de pocos días, puede compararse al de una madre con un hijo.
Al ver a Sacasa, Pipo se agita, se impacienta, intenta morderse, hace chillidos cariñosos, y cuando el veterinario se acerca, lo abraza con extrema delicadeza y acaricia su espalda.
"Nadie más puede acercarse, tiene la fuerza de cinco hombres", advierte Sacasa, mientras responde a lo que supone son preguntas del chimpancé.
Pipo, donado por Cuba en un intercambio de especies con Nicaragua hace casi 30 años, tenía dentro del Zoológico Nacional una historia comparable a la de Alex, el león de la película "Madagascar", el más popular, admirado por todos, y con un espectáculo en el centro del parque que culminaba por todo lo alto en un árbol de mango.
La fama del chimpancé Pipo continúa intacta, por lo que su ausencia le ha elevado a lo que podría ser un mito, ya que los visitantes continúan buscándolo y preguntándose si está muerto o escondido en su cueva.
El veterinario cree que la situación de Pipo es irreversible, por lo que las autoridades del Zoológico Nacional se han planteado "ponerlo a dormir" para siempre.
Por el momento, se intentará experimentar con un tratamiento para epilépticos, pero esa es sólo una posibilidad, si se aplica y no mejora, la posibilidad de acabar de una vez con su sufrimiento se evaluaría nuevamente, según las autoridades del Zoológico Nacional.
EFE
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