Pese a muchas investigaciones adelantadas, la ciencia aún no ha podido descubrir qué determina la orientación sexual de una persona, sea ésta heterosexual, homosexual o bisexual.
No obstante, la ciencia ha demostrado algunas tendencias que son importantes de comentar. Se sabe que los niños criados por parejas de homosexuales o lesbianas, no tienen mayores probabilidades de ser homosexuales que los hijos de personas heterosexuales. En realidad, no se puede determinar que los padres tengan toda la influencia en la definición sexual de los hijos. Tampoco se puede decir que las personas se convierten en homosexuales porque en la infancia hayan sido seducidas por personas mayores del mismo sexo.
Cuando los padres descubren que su hijo es gay o su hija es lesbiana son múltiples los temores que los invaden: miedo a la diferencia, miedo a lo que dirán los demás sobre su familia, miedo a tener que cambiar las expectativas que tenían sobre sus hijos o miedo a que su hijo sufra rechazo e incluso maltrato psicológico o físico a causa de su condición sexual.
En algunos casos, esos temores son fundados pero otros son sólo fruto del desconocimiento. Por eso el primer consejo para los padres de un adolescente homosexual es que se informen sobre la condición sexual de su hijo.
Un adolescente homosexual es un adolescente como los demás, sufrirá cambios de carácter continuos como les sucede al resto y tendrá todas las otras características propias de la adolescencia pero es cierto que la vida de un adolescente gay o una adolescente lesbiana puede tener ciertos problemas añadidos. Es muy importante que los padres entiendan que esos problemas no los provoca el propio adolescente sino la sociedad que muy frecuentemente no es igualitaria con las personas homosexuales.
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