Grupos proinmigrantes celebraron ante la Casa Blanca y en algunas ciudades de Estados Unidos, la orden ejecutiva de Barack Obama, pues supone la legalización de casi 5 millones de personas indocumentadas.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, impulsado por la presencia de cientos de fervientes latinos orgullosos de sus acciones ejecutivas en materia migratoria, afirmó que, a pesar de esos avances, no se rendirá en sus esfuerzos por lograr una reforma migratoria integral.
"Nunca me rendiré, nunca lo haré", aseguró este viernes el mandatario ante unos 1.000 espectadores en el instituto de educación secundaria Del Sol, en Las Vegas (EE.UU.), que llenaron el gimnasio del centro de enseñanza con gritos en español de "Sí se puede".
El discurso se produjo apenas unas horas después de que Obama anunciara desde Washington su propio paquete de medidas en esa materia, a falta de una acción permanente desde el Congreso.
Esas decisiones evitarán que unos cinco millones de indocumentados sean deportados durante los próximos tres años, y priorizará el regreso de aquellos que tengan antecedentes criminales o hayan llegado a Estados Unidos recientemente.
"Vamos a seguir trabajando para que (la reforma migratoria integral) se convierta en realidad, pero hasta que eso ocurra, tengo autoridad legal para tomar estas acciones", declaró Obama.
El presidente recordó la ley bipartidista que fue aprobada en el Senado en el verano de 2013 y que el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, no ha querido someter a voto porque, según dijo, sabían que de hacerlo, tendría el consentimiento de la Cámara baja.
"Le dije a Boehner, te lavo el auto, te paseo al perro, pero somete la ley a votación", ironizó Obama, que provocó así fuertes gritos de "Pass the bill!" ("¡Aprueben el proyecto de ley!").
El mandatario ofreció un discurso cargado de emoción, con aire electoral, aupado por una audiencia que mayoritariamente le dio las gracias por actuar por su cuenta, aunque hubo también quien le recriminó desde el público que no hubiera empujado más por lograr la legislación.
El joven en cuestión que interrumpió al mandatario se llama José Patiño, tiene 25 años y es de Phoenix (Arizona), desde donde viajó para acudir al evento con la firme intención de expresar al presidente que las medidas tomadas, en su opinión, no son suficientes.
"Él habla de que unirán a las familias y es cierto que algunas sí califican, pero para los "Dreamers" ("soñadores", jóvenes con ciudadanía estadounidense de padres indocumentados) no es así y no ha hablado de eso", señaló el joven.
"A esos no los cubre, los ignora y lo toma como una victoria. Es doloroso", manifestó a Efe Patiño, que reconoció que sus tíos se verán beneficiados por la decisión, pero no así sus padres.
Decenas de personas se concentraron en los exteriores del instituto, algunos para mostrar su apoyo al presidente y otros, los que más se hicieron notar, para mostrar su pleno rechazo a la decisión del presidente.
Es el caso de John Ridgley, un hombre de 60 años de Nevada que calificó las medidas del presidente como una "amnistía".
"No debería haber amnistía para inmigrantes ilegales. Si violaron la ley, porque hayan estado viviendo en EE.UU. cinco, diez, quince o veinte años, eso no les exime de que la hayan roto. ¿Deberíamos olvidar y borrar sus crímenes?", se preguntó Ridgley.
El discurso de Obama contó con la introducción de Astrid Silva, una de las jóvenes indocumentadas más involucradas en movimientos activistas en Nevada.
"Llegué a Estados Unidos con 4 años y el recuerdo más viejo que tengo es el de ver cómo se llevan a mis padres deportados. Aquello me destrozó la vida. Mi hermano nació aquí, así que yo no pensaba que mi caso pudiera ser diferente. Cuando supe que lo era, empecé a luchar en 2009 por lograr una reforma migratoria", explicó Silva.
Ahora, la joven es una estudiante de 26 años en busca de su tercera licenciatura universitaria.
EFE
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