En esta nota usted podrá encontrar a aquellos hombres que tomaron el mando del Huáscar cuando Miguel Grau murió. También a aquellos que por su valentía y heroísmo pasaron a las páginas más gloriosas de nuestra historia peruana.
Miguel Grau se ve acorralado y sabe que ese día morirá. Sabe también que dos naves peruanas no podrán contra seis, aunque en sus correrías haya hecho las diabluras que en toda la historia naval hasta esa época, ningún barco de guerra hizo. Por eso, le dice a la Unión que se vaya, solos aquellos valientes hombres embarcados en un monitor, enfrentarían a inmensas máquinas asesinas.
Los chilenos estaban determinados a acabar con esa piedra en el zapato que significaba el Huáscar, considerado actualmente como el segundo blindado (acorazado) a flote más antiguo del mundo después del HMS Warrior.
Durante seis meses después de declarada la guerra, el Huáscar hizo lo que quiso: El 21 de mayo, tras un combate de más de tres horas, el Huáscar hunde a la corbeta Esmeralda en el combate de Iquique levantando así el bloqueo del puerto.
Tuvo una destacada acción en el primer combate de Antofagasta (26 de mayo de 1879), consiguió la captura del vapor Rímac (23 de julio de 1879) y luego estuvo en el segundo combate de Antofagasta (28 de agosto de 1879). No lo podían capturar, muy pronto se haría leyenda y las Correrías del Huáscar, una realidad.
Hasta que en su cuarta salida se toparía con la estrategia chilena. Regresando de aguas sureñas. Grau divisó al Blanco Encalada, a la Covadonga y al Mathías Cousiño, luego se les unirían a los buques chilenos el Cochrane, O’Higgins y el Loa.
Miguel Grau ordena a La Unión que pegue la huida, y preparó a su gente para enfrentar al enemigo. Lo que sigue es una sucesión de hechos desgarradores que lanzarían a la gloria a los valientes peruanos.
Junto a Grau murieron hombres de gran corazón y verdadero patriotismo. Fueron muchos y aquí solo mencionaremos a algunos que los representan: aquellos que tomaron el mando cuando Grau murió y otros que por su destacada labor merecen ser recordados por todos los peruanos.
Elías Aguirre (segundo en tomar el mando)
Antes de Angamos, el chiclayano Aguirre peleó contra los españoles en el combate de Abtao, a bordo de la Unión comandada nada menos que por Miguel Grau. En ese entonces Grau era capitán de corbeta. Aguirre tenía a su cargo las baterías de la corbeta, y su desempeño sobresaliente dirigiendo con eficacia y energía el fuego de su nave hizo que se ganara el ascenso a teniente primero tras el combate. Estuvo también el viaje por el Estrecho de Magallanes trayendo el Manco Cápac y el Atahualpa, y en el trayecto de la travesía se entera de su ascenso a capitán de corbeta. Viajó en la Unión como segundo comandante cuando esta nave fue llevada a reparar en Inglaterra.
La cañonera Chanchamayo encalló a su mando, debido a las condiciones climáticas que tuvo que afrontar en una ocasión, por este hecho es separado de sus funciones militares por dos años. Pero cuando se desató la Guerra con Chile ofreció sus servicios y Grau lo pidió como segundo. Es así que cuando Grau muere asume el mando del Huáscar. Es él quien sabiendo perdida la nave debido a los daños debido a los cañonazos, decide usar el espolón y embestir al Cochrane, pero esta nave logra evitar el contacto. Debido a ello los chilenos contraatacan y otro proyectil acaba con la vida de Aguirre al igual que lo hizo con Grau y su ayudante Ferré.
José Melitón Rodríguez (tercero en tomar el mando)
Limeño, ingresó como guardiamarina en 1869, al colegio militar, posteriormente sirvió en el monitor "Huáscar" y posteriormente a la fragata "Independencia", entre 1871 y 1873. Fue uno de los que participaron en el pronunciamiento de la Armada peruana en 1872, frente al golpe de estado de Tomás Gutiérrez contra el régimen del presidente José Balta. En junio de 1877, durante el gobierno de Mariano Ignacio Prado, fue ascendido al grado de teniente primero graduado.
Al inicio de la Guerra del Pacífico regresaría a la dotación del "Huáscar", permaneciendo a bordo durante toda la campaña naval. Concurrió también a los combates de Iquique, Antofagasta hasta que le tocó la hora de la verdad en Angamos. A la muerte de Elías Aguirre asumió el mando siendo teniente primero. Hasta que un impacto de los cañones del Blanco Encalada acabaron con su vida. Tuvo una muerte violenta, el disparo prácticamente lo decapitó.
Pedro Garezón (cuarto en tomar el mando)
Peleó en el Combate de Angamos como teniente primero. Le tocó la triste pero honorable decisión de ordenar el hundimiento del Huáscar con todos los tripulantes que quedaban vivos a bordo. Estuvo en el Apurímac, la Unión, en el vapor Tumbes, en la Independencia, y en el monitor Huáscar sirvió en tres oportunidades. Fue en esta última vez cuando ocurrió el combate de Angamos. debió asumir accidentalmente el mando del “Huáscar”. Con la convicción del que se sabe perdido, aunque sin rendirse en absoluto, ordenó el hundimiento del glorioso monitor para evitar ser capturado por el invasor, para lo cual debían parar la marcha y abrir las válvulas. Sin embargo, los chilenos abordaron el buque de todos modos, evitando, revólver en mano, el cumplimiento de la orden.
Garezón correría la misma suerte de muchos de los sobrevivientes del combate. Pasó al “Blanco” como prisionero, luego al transporte “Coquimbo” rumbo a Valparaíso, permaneciendo en la localidad de San Bernardo hasta el 20 de diciembre del 79, cuando fue canjeado por los prisioneros de la “Esmeralda” y el “Rímac”. Llegó hasta el rango de contralmirante.
Diego Ferré
Su destino era estar al lado del Caballero de los mares el día en el que todos aquellos hombres a bordo del Huáscar pasarían a la historia. Este joven teniente primero, hijo de Eusebio Ferré Rodríguez -quien llegó a ser alcalde de Monsefú en tres oportunidades- empezó su vida militar en el Colegio Naval Militar y su examen final fue presidido nada menos que por José Gálvez Egúsquiza, héroe del Combate de 2 de mayo. Ferré siempre fue un joven de buen aprovechamiento académico y fue destinado a posiciones de alta responsabilidad. Estuvo en la corbeta América, peleó allí en el combate de Abtao cuando Perú era aliado de Chile contra los españoles. Fue ascendido por ello a alférez de fragata.
Estuvo también a bordo de los monitores Atahualpa y Manco Cápac y participó en la hazaña que significó el viaje desde Nueva Orleans hasta el Callao, pasando por el Estrecho de Magallanes. Ascendido a teniente segundo pasó a servir en el Tumbes y luego en el Huáscar. Como teniente primero regresó al Manco Cápac, pero su destino sería volver al Huáscar. Una vez ahí, se desató la Guerra del Pacífico, y como ayudante de Grau estuvo a su lado cuando un proyectil explotó en la torre de mando matando al contralmirante e hiriendo de muerte al joven teniente.
Enrique Palacios
Hay una escena en especial de la que hablan algunos historiadores: en un momento los chilenos observaron que el pabellón peruano estaba en la proa (símbolo de derrota) y ordenaron el alto al fuego, pero luego apreciaron que alguien lo volvió a izar, por lo que se reanudaron los ataques. Ese hombre habría sido Enrique Palacios. Era muy joven, apenas egresado de la Escuela Naval peleó en Abtao. Llegó al Huáscar cuando era comandado por el aún capitán de navío Miguel Grau, y ahí se quedaría el resto de la campaña.
Al principio del combate, Palacios ocupa su puesto de oficial telemetrista, sentado sobre la torre de combate, con las piernas colgando hacia fuera; rochón en mano, daba desde allí las distancias a Grau, que ocupaba la torre de mando; Tras la muerte de Grau, Aguirre, que dirige los fuegos, le ordena bajar a ocuparse del cañón de la derecha. En este punto, estando ya la nave al mando de Aguirre, una esquirla de hierro le desarticula la mandíbula inferior, teniendo que sujetársela con un pañuelo.
Sobreponiéndose al dolor de esta herida, se recobra sobre la cubierta del entrepuente a pesar de la fuerte hemorragia que sufre. El combate continúa, la torre de mando destruida, el timón inutilizado, dejando sin gobierno al monitor; Palacios y Gervasio Santillana encuentran en la destrozada torre los cadáveres de Elías Aguirre y José Melitón Rodríguez. Palacios es capturado por los chilenos y luego canjeado por el teniente chileno Luis Uribe y conducido al Callao, pero el marino valeroso no llega a su destino pues fallece en Iquique el 22 de octubre, de tétanos traumáticos, como lo certifica el médico comisionado por nuestro gobierno.
Manuel Melitón Carvajal
Carvajal hizo toda la campaña marítima con el Huáscar, estuvo presente en el bombardeo de Antofagasta, en el combate de Iquique, en la captura del transporte chileno “Rímac”, al que por orden del contralmirante Grau, condujo a Arica y finalmente en el combate de Angamos, el 8 de octubre de 1879.
El corresponsal de guerra del diario “El Mercurio” de Valparaíso, testigo del combate desde una de las naves chilenas, describe la actuación de Carvajal: “después de la muerte del comandante, el Capitán de Fragata Melitón Carvajal, pasó a la torre a comunicar la noticia al Segundo del buque que era el Capitán de Corbeta Elías Aguirre, para que tomase el mando, cuando una granada que penetró fácilmente las cinco pulgadas del blindaje de la torre, mató a algunos hombres y cegó al capitán Carvajal, quien fue sacado sin conocimiento y llevado al cirujano”.
Al finalizar el combate, hecho prisionero fue conducido a Santiago, donde dos meses después era canjeado. Fue ascendido al grado de Capitán de Navío en mayo de 1885.
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