Los cachorros realizaron un viaje de más de 30 horas desde el Zoo Aquarium hasta la Reserva de Pandas de Chengdu.
Los cachorros de oso panda gigante Po y De De, nacidos en el Zoo Aquarium de Madrid el 7 de septiembre de 2010, llegaron hoy a la Reserva de Pandas de Chengdu (centro de China), donde vivirán a partir de ahora, informó a Efe el cuidador que les acompañó en el largo viaje de más de 30 horas.
Los cachorros de dos años y medio, hijos de la hembra Hua Zui Ba y el macho Bing Xing (cedidos por China al zoo madrileño desde 2007), arribaron a Chengdu hacia el mediodía de hoy y pasarán ya su primera noche en la reserva, aunque aislados del resto de animales de su especie, por cuestiones de cuarentena.
Alejandro Cabrera, el cuidador que les ha acompañado, dijo que los pandas han vivido el viaje "con algunos nervios", sobre todo en los momentos en que las grandes cajas donde viajaban eran trasladadas de un vehículo a otro, pero que especialmente en el trayecto en avión se han tranquilizado bastante y durmieron mucho.
"Han comido brotes de bambú y algo de pienso, pero sobre todo muchas manzanas", señaló Cabrera, quien permanecerá en Chengdu cinco días para ver cómo se adaptan a su nuevo entorno y conocer la reserva, la principal de China dedicada a este animal en peligro de extinción.
En los días previos a su triste marcha, Po y De De fueron homenajeados con fiestas y eventos especiales en Madrid, que incluyeron bailes, regalos simbólicos y hasta una tarta helada de bambú, y pudieron ser visitados por niños y mayores hasta el 15 de mayo.
Los pandas primero viajaron 20 horas en camión desde Madrid a Amsterdam, "un trayecto algo complicado, por los baches en el camino", y después tomaron un avión de KLM en la capital holandesa que en aproximadamente 13 horas les llevó a Chengdu, capital de la provincia de Sichuan, donde se encuentra el principal hábitat natural de la especie.
El avión también transportaba pasajeros, quienes se llevaron la sorpresa de tener como compañeros de pasaje a los dos plantígrados, aunque éstos viajaron en la bodega, a la que Cabrera pudo acceder en todo momento para comprobar que los cachorros viajaban tranquilos.
EFE
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