Es la película con la que el director de cine de origen polaco consiguió el Oso de Plata en la última Berlinale
Roman Polanski regresa al cine tras cinco años de ausencia y
lo hace con "The Ghost Writer", un elegante thriller que no necesita
de grandiosos efectos especiales ni pretenciosos movimientos de cámara para
lograr una atmósfera opresiva tanto en el plano físico como en el psicológico.
Un filme por el que Polanski consiguió el Oso de Plata al mejor director en la última Berlinale y que demuestra la solidez de un veterano director (76 años) que se mueve con comodidad en todo tipo de historias y que sabe darle a cada una el tono exacto que necesita.
En el caso de "The Ghost Writer", volvemos a encontrar la atmósfera opresiva de "Chinatown" (1974) o de "Frantic" (1988), aunque con un ritmo mucho más pausado y con un habilidoso uso de los espacios y de los silencios, elementos que refuerzan el carácter intimista de una historia que no lo es tanto.
Basada en una novela de Robert Harris, "The Ghost Writer" narra cómo un escritor (Ewan McGregor) debe reescribir las memorias de un ex primer ministro británico (Pierce Brosnan) y para ello se instala en la imponente residencia del político, en la elitista isla estadounidense de Martha"s Vineyard.
Un "ghost writer" (término inglés equivalente al de "negro" literario, es decir, el escritor que escribe para que otro asuma la autoría) del que nunca conocemos el nombre y que se ve envuelto en una complicada historia llena de ramificaciones.
La isla, azotada por el viento y el oleaje, es el lugar perfecto para el desarrollo de una trama mucho más compleja de lo que parece en un principio ya que algunos iniciales toques de humor irónico desconciertan en cuanto al objetivo de la historia.
Y la casa del político se convierte en un testigo mudo a través de sus enormes ventanales, que Polanski utiliza como un elemento a veces desasosegante y por momentos revelador de detalles que permiten la evolución de la narración.
Junto a Brosnan y McGregor están Olivia Williams como la esposa del ex primer ministro, una mujer guapa e inteligente que parece esconder secretos, y Tom Wilkinson, como un profesor que conoció al político en su época universitaria.
Con el trasfondo de la guerra de Irak y los maltratos a prisioneros -un escándalo que le estalla al ex primer ministro, con muchas similitudes con la trayectoria de Tony Blair-, Polanski construye una historia llena de capas que va desentrañando con la pericia propia de alguien con su experiencia cinematográfica.
Cercana a Hitchcock en su estructura, "The Ghost Writer" recuerda también a ratos a Woody Allen pero, sobre todo, a puro Polanski.
"The Ghost Writer" se ha estrenado, de momento, sólo de forma limitada en EEUU.
EFE
Un filme por el que Polanski consiguió el Oso de Plata al mejor director en la última Berlinale y que demuestra la solidez de un veterano director (76 años) que se mueve con comodidad en todo tipo de historias y que sabe darle a cada una el tono exacto que necesita.
En el caso de "The Ghost Writer", volvemos a encontrar la atmósfera opresiva de "Chinatown" (1974) o de "Frantic" (1988), aunque con un ritmo mucho más pausado y con un habilidoso uso de los espacios y de los silencios, elementos que refuerzan el carácter intimista de una historia que no lo es tanto.
Basada en una novela de Robert Harris, "The Ghost Writer" narra cómo un escritor (Ewan McGregor) debe reescribir las memorias de un ex primer ministro británico (Pierce Brosnan) y para ello se instala en la imponente residencia del político, en la elitista isla estadounidense de Martha"s Vineyard.
Un "ghost writer" (término inglés equivalente al de "negro" literario, es decir, el escritor que escribe para que otro asuma la autoría) del que nunca conocemos el nombre y que se ve envuelto en una complicada historia llena de ramificaciones.
La isla, azotada por el viento y el oleaje, es el lugar perfecto para el desarrollo de una trama mucho más compleja de lo que parece en un principio ya que algunos iniciales toques de humor irónico desconciertan en cuanto al objetivo de la historia.
Y la casa del político se convierte en un testigo mudo a través de sus enormes ventanales, que Polanski utiliza como un elemento a veces desasosegante y por momentos revelador de detalles que permiten la evolución de la narración.
Junto a Brosnan y McGregor están Olivia Williams como la esposa del ex primer ministro, una mujer guapa e inteligente que parece esconder secretos, y Tom Wilkinson, como un profesor que conoció al político en su época universitaria.
Con el trasfondo de la guerra de Irak y los maltratos a prisioneros -un escándalo que le estalla al ex primer ministro, con muchas similitudes con la trayectoria de Tony Blair-, Polanski construye una historia llena de capas que va desentrañando con la pericia propia de alguien con su experiencia cinematográfica.
Cercana a Hitchcock en su estructura, "The Ghost Writer" recuerda también a ratos a Woody Allen pero, sobre todo, a puro Polanski.
"The Ghost Writer" se ha estrenado, de momento, sólo de forma limitada en EEUU.
EFE
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