El cuerpo de Francisco Esperança, exempleado de banca, fue encontrado hoy en la prisión de Lisboa a la que había sido trasladado el jueves.
Un hombre de 59 años acusado de asesinar con una catana a su mujer, su hija y una nieta de 4 años en Beja, al sur de Portugal, apareció hoy ahorcado, por aparente suicidio, en la celda donde estaba recluido en espera de juicio.
El cuerpo de Francisco Esperança, exempleado de banca, fue encontrado hoy en la prisión de Lisboa a la que había sido trasladado el jueves y la Fiscalía General lusa ha abierto una investigación para esclarecer las circunstancias de su muerte.
Las autoridades portuguesas decidieron su traslado a la capital, desde Beja, por temor a posibles represalias de otros presos, así como por los problemas de salud del acusado, que recibía tratamiento oncológico tras ser operado recientemente de cáncer.
Esperança se enfrentaba a una pena de entre 12 y 25 años de cárcel por cada una de las víctimas -aunque en la práctica las leyes lusas establecen un cumplimiento máximo de 25 años- y ayer mismo supo que la abogada de oficio encargada del caso renunciaba a su defensa.
El crimen, que ha tenido una gran difusión en los medios lusos, se conoció el lunes, después de que el novio de la hija del acusado denunciara la desaparición de ésta y la del resto de su familia varios días atrás.
Los agentes de policía que se desplazaron al domicilio familiar, donde no parecía haber actividad, oyeron disparos y acabaron por recurrir a un grupo de operaciones especiales ante la sospecha de que el acusado podía estar atrincherado y con su familia como rehén.
Cuando el presunto homicida decidió entregarse por su propia voluntad los policías encontraron los cuerpos de las tres víctimas, que estaban muertas desde hacía días.
Según algunos medios lusos, la mujer, la hija y la nieta de Francisco Esperança (de 53, 28 y 4 años de edad, respectivamente) fueron degolladas, aunque las autoridades no han dado detalles del suceso.
El supuesto asesino tenía antecedentes penales por un robo en la entidad bancaria en la que trabajaba que le costó tres años y medio en prisión.
El triple crimen ha consternado al municipio de Beja, con cerca de 35.000 habitantes, y cientos de vecinos acudieron a los funerales de las víctimas mientras muchos rondaban también la sede de los juzgados donde fue llevado el supuesto parricida.
El acusado permaneció en prisión preventiva hasta ayer, cuando prestó declaración por primera vez ante el tribunal, que ordenó su traslado a Lisboa.
EFE
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