Volvamos a ser niños en Navidad, niños alegres, traviesos y juguetones. Escuchemos la historia de Pepe Pejerrey y Carlota Pota.
La Navidad siempre será un pretexto maravilloso para que todos vuelvan por unos instantes a ser niños alegres, traviesos y juguetones. Niños que quieren jugar, cantar, bailar y recibir regalos, muchos regalos. Niños como los de la escuela Sumita Corazón, de la Isla Tupiri en los Uros a más de 4000 metros sobre el nivel del mar.
Amalia Suaña, ganadora del Premio Integración 2011 recuerda que cuando creó Sumita Corazón, que en aymara significa “bonito corazón”, lo hizo para darle oportunidad a los niños y niñas de la isla al recibir una educación acorde a su cultura local.
La Navidad en la Isla de Tupiri, este año, se convirtió en una fiesta llena de sorpresas, alegría y esperanza. Los sueños de Amalia y sus niños se hicieron realidad.
Queremos invitarlos a vivir y compartir el escenario de esos momentos: cada susurro, cada gesto, cada rostro, cada canción, cada juego… y para cerrar la celebración: un cuento de navidad en la voz de la primera dama, Nadine Heredia.
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