Un cementerio de trenes en medio del desierto de sal más grande del mundo. Como una naturaleza muerta al pie de los Andes, increíble e irreal, se nos presenta Uyuni, en el suroeste de Bolivia.
Uyuni, ciudad ubicada en el suroeste de Bolivia fue fundada a finales del siglo XIX. Nació en medio de un intenso flujo de trenes a vapor de la época que luego quedaron obsoletos por la llegada del motor diesel.
"La actividad que tenía el ferrocarril era tan intensa, todas las locomotoras que estaban ya en mal estado han sido depositadas en este lugar y se ha conocido con el nombre de cementerio de trenes", dice Alberto André Guaman, poblador de Uyuni.
Este ´cementerio´ es hoy un gran atractivo para los visitantes extranjeros que de alguna manera le han devuelto la vida a la pequeña ciudad en los últimos 20 años.
"Sin el turismo Uyuni hubiese sido una ciudad muerta, pero empezamos a ponerle valor a las cosas naturales que el ´todopoderoso" nos ha dado. Se han ido incrementando los negocios, los hoteles, los restaurantes", manifiesta Rosa Pérez.
Hoy, más de 80 mil turistas visitan cada año Uyuni y sus alrededores. Además del gran ´Cementerio de Trenes´, la ciudad del altiplano boliviano cuenta con el mayor desierto de sal del mundo situado a más de 3.600 metros de altura.
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