Actor Mario Valencia realizó su trigésimo segundo Vía Crucis por las calles del Centro Histórico de Lima, recorrió las siete iglesias y subió al cerro San Cristóbal.
Mario Valencia, el popular actor peruano conocido como el "Cristo Cholo", realizó el Viernes Santo su trigésimo segundo Vía Crucis por las calles del Centro Histórico de Lima y del distrito del Rímac, con el tradicional recorrido por las siete iglesias y el ascenso al cerro San Cristóbal.
Durante más de cinco horas, el "Cristo Cholo" sostuvo sobre sus espaldas una cruz de madera de 90 kilos y estuvo acompañado en todo momento por unos 20 actores, entre aficionados y profesionales, del grupo de teatro Emmanuel, quienes actúan con él sin recibir nada a cambio.
Antes de ascender el emblemático cerro limeño y empezar el Vía Crucis, Valencia, de 55 años de edad, y el elenco de actores -que representaban a soldados romanos, la Virgen María, María Magdalena, los apóstoles, entre otros personajes mencionados en la Biblia- se dirigieron a pie al asilo Canevaro.
Posteriormente, caminaron hacia la iglesia San Lázaro, ubicado frente al jirón Trujillo, en el Rímac, adonde ingresó para orar a Dios.
El recorrido pedestre continuó hacia la capilla del Santo Rosario, ubicado en el jirón Trujillo y considerada la más pequeña del Perú y América Latina. Luego acudió a la Basílica Catedral de Lima, y a la iglesia Santa Rosa, pasando por la iglesia Santo Domingo.
Muchos decidieron acompañarlo en su recorrido hasta el cerro San Cristóbal.
Tal como reseñan los Evangelios, la escenificación de la Pasión de Jesús fue reproducida en gran medida por los actores, sobre todo por los que interpretaban a soldados romanos, quienes flagelaban al Cristo Cholo burlándose de él.
Las mujeres que interpretaban a la Virgen María, María Magdalena y otras mujeres que siguieron a Jesús en este pasaje de sufrimiento, lloraban y oraban a Dios para que alivie el dolor de su hijo.
Valencia continuaba su recorrido callado y con una expresión de dolor y resignación por la prueba extrema que lo tocaba vivir, soportando los latigazos e insultos de sus detractores.
En medio del recorrido, se le preguntó hasta cuándo seguirá escenificando la pasión de Cristo. Su respuesta fue: “Hasta que el Señor me de fuerzas”.
A diferencia de la multitud de fieles y espectadores, Mario Valencia solo se detuvo dos veces para beber un poco de agua y no deshidratarse. Los miembros del elenco de teatro hicieron lo mismo.
Al llegar a la cima, el Cristo Cholo fue “crucificado” –amarrado más bien- al pesado madero que cargó en el recorrido y a continuación pronunció las siete palabras de Jesús que pronunció en la cruz antes de fallecer.
La última de sus expresiones “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, fue sin duda la más impactante, dado que fue pronunciada con mucho dramatismo y fue sentida a tal punto por la multitud presente que muchos derramaron lágrimas de tristeza.
Al caer la tarde, Mario Valencia culminó por trigésima segunda vez consecutiva con la representación que más a marcado su vida y la que le permite sentir algo del inmenso dolor que debió haber padecido Jesús como sacrificio para que Dios perdone el pecado de las personas.
Texto: Andina
Comparte esta noticia