"Si yo me voy a la cárcel, qué va a ser de mis hijos", fue lo que pensó Javier Rivera Miculisich luego de matar a su pareja y antes de hacer lo mismo con sus hijos, según declaró el asesino confeso a la Policía.
Javier Rivera Miculisich (32), el hombre que asesinó a martillazos a su esposa y sus tres hijos en su vivienda de San Juan de Lurigancho, confesó a la Policía que acabó con la vida de los menores porque temía que se queden sin nadie a su cuidado.
"Si yo me voy a la cárcel, qué va a ser de mis hijos", fue lo que pensó luego de asesinar a su pareja, Edith Huaylas De la Cruz, según lo que declaró a la Policia. En su confesión, admitió que asesinó a los cuatro con martillazos en la cabeza.
En un video del interrogatorio, Rivera Miculisich afirma que mató a su pareja porque ella estaba con otra persona. "Su familia sabía eso", declaró.
La mañana de este viernes, la Policía detuvo a Javier Rivera en la casa donde vivia su pareja con los hijos de ambos, de 2,4 y 6 años. Los cuerpos de sus víctimas yacían en una cama. El hombre tenía cortes en sus dos muñecas, que se había auto infligido en un intento de suicidio. Según su confesión, atacó a su pareja en medio de una discusión ocurrida la noche anterior.
Una mujer que se identificó como Mirtha, y que dijo ser cuñada de la víctima, dijo que Rivera Miculisich “estaba obsesionado" con Edith Huaylas, con quien, aseguró, el asesino confeso ya no vivía desde hace algún tiempo, por los problemas de violencia familiar que tenían.
"Constantemente la acosaba, constantemente venia, la amenazaba, que si él no iba volver, él se iba a matar, iba a matar a los hijos y lo cumplió. Por eso yo solo pido justicia y que le den la pena máxima para él, no solo mató a mi cuñada sino también a los bebés de 6, 4 y 2 años que no tenían nada que ver”, dijo a RPP.
Además, indicó que la víctima no denunció a su agresor porque tenía miedo y era constantemente amenazada. “Era maltratada física, psicológicamente y también sexualmente. El último bebito lo ha tenido bajo amenazas, y cada vez que él quería tener relaciones con ella, la golpeaba, siempre la topaba y semidesnuda amanecía, él siempre la mantenía amenazada”, reveló.
Tras su detención, Javier Rivera Miculisich fue trasladado al Hospital de San Juan de Lurigancho y luego trasladado al Hospital Hipólito Unanue en El Agustino, donde es atendido.
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