"Estaba con una ira que hasta yo mismo me he desconocido", confesó Javier Rivera, obrero de 32 años que decidió asesinar a su familia horas antes de que su esposa cumpla 29 años.
Edith Huaylas De la Cruz, una madre de familia que este viernes iba a cumplir 29 años fue asesinada de varios martillazos en la cabeza, al igual que sus tres menores hijos, a manos de su esposo, en su precaria vivienda de San Juan de Lurigancho.
El cuádruple crimen ha vuelto a estremecer al país y revive el debate sobre la ola de feminicidios que busca frenar el Estado. El espeluznante episodio ocurrió la mañana de este viernes en el pasaje Las Amapolas, un acceso al cerro Juan Pablo II.
Antes de las 10 de la mañana los cadáveres fueron encontrados por la Policía en la sala, bañados en sangre. Edith se había separado de Javier Rivera Miculisich (32) por los constantes maltratos y abusos a los que este la sometía. La relación se volvió tormentosa a raíz de los estallidos de rabia, acoso continuo y necesidad de control por parte del agresor.
“Estaba obsesionado, constantemente la acosaba, constantemente venia, la amenazaba, que si él no iba volver, él se iba a matar, iba a matar a los hijos y lo cumplió. Por eso yo solo pido justicia y que le den la pena máxima para él, no solo mató a mi cuñada sino también a los bebés de 6, 4 y 2 años que no tenían nada que ver”, relató indignada.
Según el testimonio de la señora Mirtha, la víctima no denunció a su agresor porque tenía miedo y era constantemente amenazada. “Era maltratada física, psicológicamente y también sexualmente. El último bebito lo ha tenido bajo amenazas, y cada vez que él quería tener relaciones con ella, la golpeaba, siempre la topaba y semidesnuda amanecía, él siempre la mantenía amenazada”, reveló.
Grave acusación
Mirtha aseguró que al llegar a la casa de Edith vio salir a Javier Rivera con su hermano Cristian Rivera, por eso lo acusó públicamente de ser cómplice del cuádruple crimen. “El actuó con su hermano, esto ha sido planeado, cuando yo llego, su hermano bajaba, ‘sube arriba y todos están muertos’”, manifestó.
Según la Policía, después de consumar el delito, Javier intento suicidarse al cortarse las venas de las muñecas con un cuchillo, pero recibió ayuda y fue trasladado al Hospital de San Juan de Lurigancho donde su estado de salud es estable. “Estaba con una ira que hasta yo mismo me he desconocido”, dijo desde el hospital.
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