Dos horas antes del inicio de la cuadragésima quinta edición del Super Bowl, trabajadores seguían colocado butacas temporales en el nivel superior del ala oeste del estadio.
La Liga Nacional de Fútbol (NFL) realizó algunas modificaciones para hacer espacio a quienes pagaron 600 dólares por esos asientos, o al menos a tantos como pudieran.
"La mayoría de los aficionados afectados serán acomodados en sus butacas o en asientos similares o mejores", dijo la NFL en un comunicado oficial. "Los aficionados que no sean acomodados con asientos dentro del estadio recibirán un reembolso del triple del valor nominal de su entrada. Lamentamos la situación".
A los poseedores de entradas de esas secciones se les pidió esperar en el Party Plaza mientras se terminaban los trabajos.
Este es el contratiempo más reciente para los anfitriones luego de una semana de problemas ocasionados por un clima invernal severo, con dos nevadas seguidas sobre el área de Dallas.
Los organizadores del Super Bowl esperaban que una logística perfecta en el día del partido anularía algunas de las quejas que habían surgido por causa del mal tiempo.
Al menos el clima mejoró: cielos azules con temperatura de alrededor de 12° Celsius (55° Fahrenheit).
El dueño de los Cowboys de Dallas, Jerry Jones, y del estadio que lleva su nombre, calculaba recibir una multitud de más de 105.000 personas, incluidos trabajadores del estadio, reporteros, y aficionados que adquirieron entradas para ver el partido de pie en las plazas afuera del estadio.
Si se confirmase oficialmente la asistencia de 105.000 espectadores, entonces sería la mayor en la historia de los 45 partidos de Super Bowl que se llevan disputados.
EFE
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