El chileno González derrotó a Mayer y pasa a la tercera ronda de Wimbledon

González, cabeza de serie número diez del torneo londinense, no concedió ni un solo "break" a lo largo de todo el duelo (6-7, 6-4, 6-4 y 6-4), lo cuál reconoció posteriormente que le aporta "mucha confianza" para afrontar la siguiente fase.

El argentino Mayer hizo sudar al chileno y no le permitió relajarse ni un sólo momento, pero pagó caro dejar a González romper su saque tanto en el segundo como en el tercer y cuarto set.

Los puntos largos brillaron por su ausencia en la pista, ya que la mayoría de ellos se decidieron desde el saque, disciplina en la que ambos jugadores estuvieron muy acertados y que complicó las devoluciones.

La pista registró una gran entrada y el público pareció disfrutar con el duelo, especialmente los chilenos que asistieron a ver a su compatriota y que le animaron continuamente al grito de "¡Vamos Feña!".

Otra de las curiosidades del partido fue que González tiró la raqueta en varias ocasiones para intentar golpear con ella pelotas que sabía perdidas de antemano, algo que aseguró que hizo únicamente porque prefería tomarse "con humor" no poder desarrollar un juego más parecido al que él suele practicar.

"Ferrero y yo nos conocemos del derecho y del revés", explicó entre risas González, quien hoy mismo aseguró haberle pedido a su próximo rival la cinta de vídeo del partido que los enfrentó en el año 1994, cuando sólo tenían 13 años, y en el que perdió ante el español.

"Yo tengo mejor saque y él devuelve mejor... veremos", declaró el chileno, quien volvió a jugar de nuevo con un vendaje en la rodilla derecha por una tendinitis que le molestó durante todo el partido, "aunque menos que en el anterior".

Sobre Mayer, quien ocupa la posición número 64 del ránking de la ATP y es uno de los valores emergentes del tenis argentino, resaltó entre sus cualidades que sirve "a un nivel muy alto" y que "no tiene miedo a atacar, lo cuál es muy bueno para aprender".

Gonzáles enfrentará en su siguiente encuentro al español Juan Carlos Ferrero.

 EFE