A sus 32 años el pugilista filipino se ha convertido en congresista de su país, visitó a Barack Obama en la casa blanca y se da tiempo para alternar su dos hobbies: el box y la música.
La figura del boxeador filipino Manny Pacquiao vuelve a ser el centro de atención no sólo por estar en la antesala de una pelea para defender el título del peso welter, versión Organización Mundial de Boxeo (OMB), sino también por su propia imagen y actividades que van más allá del ámbito deportivo.
Pacquiao a sus 32 años ya es congresista en el parlamento de su país, se reunió con el presidente estadounidense, Barack Obama, en la Casa Blanca cuando estuvo en febrero en Washington para promocionar la pelea con el veterano Shane Mosley y de nuevo está listo para disfrutar de su gran hobby, que es la música.
Además, si hay alguien que sabe cómo administrar su tiempo y cumplir al máximo con las responsabilidades es Pacquiao, que maneja sin problemas su carrera de político y ya ha grabado también su último disco.
Pacquiao mezcló esas facetas en la rueda de prensa, al anunciar que usará guantes de color amarillo como mensaje de esperanza en la lucha contra la hambruna en las Filipinas.
Pacquiao, que tiene marca de 52-3-2, 38 nocáuts, llega a la pelea contra Mosley después de haber mandado al hospital al fajador mexicano Antonio Margarito con quien se enfrentó el pasado noviembre, en un combate, en el que el campeón filipino también recibió varios golpes durísimos del púgil mexicano.
EFE
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