El italiano Enrico Becuzzi solo añora una cosa tras 25 años de carrera: ganar un solo partido para entrar al ranking de la ATP y luego de eso, retirarse.
Dicen que es la historia de un perdedor, ¡pero qué gran perdedor! Enrico Becuzzi es un italiano que luce como aquel adolescente que intenta conseguir su primera victoria para empezar a escribir su historia de éxito, pero la diferencia es que la suya ya está escrita y ha sido un éxito, que duda cabe: Tiene 43 años y en los 25 que lleva jugando al tenis jamás ganó un solo partido. De los 250 encuentros que tuvo en 250 torneos distintos, perdió 250.
La "D" de derrota la lleva tatuada en el alma, pero nadie podría negar que es un grande: aunque suene contradictorio ¿quién sería capaz de seguir intentándolo? y en efecto, él quiere seguir. Su única gran meta en la vida es ganar un solo encuentro para conseguir ese punto que le permita entrar en el ranking mundial de la ATP; lo desea tanto que a veces sueña que por fin gana, pero siempre algo se lo impide.
"Mi saque es muy flojo. Es el gran punto débil. Físicamente estoy a la altura de un jugador medio. Y mentalmente, a veces me siento estupendo dentro de la cancha y en otras totalmente vacío".
Becuzzi se ha paseado por todas las canchas del mundo derrochando derrotas, algunas veces de forma estrepitosa, como para que no quede ninguna duda, otras haciendo un papel aceptable. Su "última gran derrota" fue en Roma ante el 1330° del mundo, un tipo llamado Domenico Giorgetti, por 6-0 y 6-0.
Si a estas alturas de la nota no te queda claro que Enrico es un fenómeno, lee estas declaraciones a The Wall Street Journal: "Toda mi vida pagué de mi bolsillo los viajes, las estadías en hoteles de menos de media estrella y hasta dormí en aeropuertos por no tener plata ni para comer. Pero nunca dejé de lado la posibilidad de mejorar con la raqueta. Lo que pasa es que a veces la vida no te concede aquello que quieres con tantas ganas".
Él no perderá las esperanzas, eso es un hecho: "Una vez en el 2003, en un torneo en Sofía, Bulgaria, estuve a punto de ganar mi primer partido. Al otro día estaba entrenando más fuerte. Hasta que tenga fuerzas y ganas lo voy a intentar. No quiero abandonar. Busco una victoria, sólo una, y después me retiro".
No es de locos pensar que ahora hay algunos que ya no quieren que gane, prefieren tenerlo como un ejemplo viviente de coraje y fortaleza. Es obvio que no lo aprecian por lo que hace en la cancha, lo quieren por lo que hace afuera, por lo que siente y piensa antes de entrar al campo, porque su nivel de perseverancia es superior y eso es algo contra lo que difìcilmente podrìa luchar hasta el mismo Nadal.
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