Julio Muñoz, de 37 años, se atrevió a realizar esta osada prueba denominada ´Proyecto B.A.S.E Los Andes´. Su próximo reto es saltar en el Cañón del Colca.
Un paracaidista chileno se valió de una moto de 450 centímetros cúbicos y una rampa ubicada a 4 mil metros de altura para realizar un salto al vacío y protagonizar una caída de unos mil metros de altura en plena Cordillera de Los Andes, según informaron hoy los organizadores.
Julio Muñoz, de 37 años, realizó este osado salto, denominado "Proyecto B.A.S.E. Los Andes", el pasado sábado en el sector Loma Rabona, ubicado en el cerro El Plomo de los Andes chilenos, una proeza que tuvo un coste de unos 50 millones de pesos (106.000 dólares).
"Es lo más mediático que he hecho. Y dentro de las cosas espectaculares, ésta ha sido, sin duda, la más espectacular", confesó hoy a Efe Muñoz, para quien lo más complicado del proyecto no fueron los riesgos asociados al salto, sino la financiación y la logística.
El "Proyecto B.A.S.E. Los Andes" contó con la participación de 25 personas, las necesarias para poder colocar la rampa, de media tonelada de peso, a unos 4.000 metros de altura, una maniobra que necesitó del apoyo de tres helicópteros.
"Dos meses demoramos en preparar y montar todo, en desarrollar la rampa, en tener el paracaídas con los logos. Fue una buena preparación. Siempre me sentí muy cómodo con la gente que trabajó", aseguró el paracaidista.
Doce cámaras digitales, un par de ellas enganchadas en el casco y en las zapatillas de Muñoz, capturaron el momento en el que el paracaidista acelera hasta la rampa, salta, suelta la moto y cae libremente hasta que, a unos 200 metros del suelo, activa su paracaídas.
Muñoz manifestó su intención de continuar con este tipo de aventuras "extremas". Entre sus próximos proyectos está un espectacular salto al estilo "skysurf" en las Torres del Paine, un conocido paraje natural de gran belleza en la Patagonia chilena.
Por si fuera poco, el deportista pretende llevar sus desafíos por toda Sudamérica.
La primera parada ya la tiene clara: el cañón de Colca en Perú, uno de los más profundos del mundo.
"Se trata de volar de distintas formas, todas muy controladas, que es lo que me gusta. Mientras estemos volando, todo irá bien", confió.
EFE
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