El controvertido golfista recibió muestras de afecto del público y tras casi cinco meses sin competir logró 68 golpes que le sitúan sexto a sólo dos del liderato.
Cuando Tiger Woods, por fin, logró su deseado trueque verbal en Augusta y cambió sexo por hablar sólo de golf, un mito viviente de este deporte como Tom Watson, de 60 años, y un cincuentón como Fred Couples desviaron la atención hacia sí mismos al encabezar, en el estreno, el Masters de 2010.
Este Masters tan especial, obviamente por el regreso del deportista mejor pagado del mundo, no sólo tuvo ojos para Woods. También maravillaron a su paso otros dos estadounidenses, Couples -líder con 66 golpes- y el mítico Watson -segundo, con 67-.
Tiger eligió Augusta para volver a ser jugador de golf y enfrentarse con la cara más puritana de la sociedad norteamericana. La apuesta le salió redonda, puesto que no sólo recibió el calor de sus compañeros y el cariño del público sino que, tras casi cinco meses sin competir y un culebrón de sexo e infidelidades, firmó su mejor tarjeta para un primer día de Masters (68 golpes), que le sitúan sexto a sólo dos golpes del liderato.
El californiano, con polo de tonos grises y verdes, los colores de su reciente pasado y de su futuro, afrontó con tranquilidad el duro momento de plantarse en el "tee" del uno. Se concentró y, ante la atenta mirada de cientos de silenciosos privilegiados, lanzó su genuina mirada de reojo al centro de la calle y golpeó.
Tiger pegó duro al "drive", marca de la casa, y atrapó la hierba segada a ras. La ovación acompañó a Tiger en su camino hacia la bola, como en una metáfora sobre una nueva vida. Augusta perdonó al golfista que ha ganado ya cuatro Chaquetas Verdes y catorce "Grandes", pero que no vence en este torneo desde 2005.
Ese era el guión preparado, que se cumplió felizmente. Tiger levantó ovaciones, con golpes magistrales como en el hoyo 12, el par 3 del mítico "Amen Córner", que casi se viene abajo al dejar la bola a dos metros para "birdie".
Tiger pegaba fuerte a la bola, bromeaba en los descansos; dejaba "eagles" a su paso (hoyos 8 y 15) y enfados con "bogey" (hoyo 14). Impertérrito asistió, incluso, al paso de una avioneta clandestina con un gran letrero que se mofaba de su reconocida adicción: "Sex addict? Yeah. Right. Sure. Me too!" ("¿Adicto al sexo? Sí. Correcto. Seguro. ¡Yo también!").
Esto no estaba escrito en el plan, como tampoco las sorpresas que fabricaron golpe a golpe, paso a paso, el sexagenario Tom Watson y Couples en el largo, duro y hoy ventoso campo de Augusta.
A sus 60 años, cuando muchas personas piensan ya en su retiro, Watson sigue empeñado en sonrojar al resto de los mortales. Continúa obligando a mirar brutalmente hacia atrás en el tiempo, a desempolvar los libros de Historia y a filosofar sobre la naturaleza y los límites del ser humano.
Hechos como los protagonizados por Watson, y también por Couples (50 años), son los que, entre todos los deportes que conocemos, ocurren únicamente en el golf.
El golf es capaz de estos "milagros" con un currículum aparentemente detenido hace ya muchos años, sobre todo en el caso de Watson: cinco títulos del Open Británico (1975-77-80-82-83) dos del Masters (1977 y 1981) y uno más del Abierto estadounidense (1982).
El año pasado, el propio Watson rozó el título del Open Británico. El veterano lo perdió sólo en un desempate, cuando acariciaba convertirse en el golfista de mayor edad en ganar este "major", y por sexta vez.
Con sus cinco "birdies" de hoy, especialmente meritorios los de los hoyos 15, 16 y 18, Watson igualó los 65 golpes de su mejor ronda en este torneo, que firmó hace ya 20 primaveras.
Couples, con sus 66 golpes, vuelve a la cabeza de un torneo que ya ganó en 1992.
Watson es segundo empatado con algunos de los mejores jugadores del mundo, como Phil Mickelson, tercero del escalafón, el inglés Lee Westwood, cuarto de la lista mundial, o el surcoreano Yang, el último que arrebató a Tiger un torneo de Grand Slam, el US PGA de 2009.
Yang, Mickelson, Westwood, KJ Choi y Watson persiguen, a un golpe de distancia, a Fred Couples, el líder de este apasionante Masters, en el cual Tiger firmó 68 golpes y los españoles no supieron escapar de su papel secundario.
Ante los pobres 75 golpes del gaditano Álvaro Quirós, y los 74 de Sergio García, el malagueño Miguel Ángel Jiménez salvó mejor la jornada gracias a sus 72 (par).
Quirós se estrelló en el "Amen Córner" (doble "bogey" en el 10, al pasarse de "green" y tres "putts", y sendos "bogeys" en el 11 y 12); García repartió irregularmente "birdies" y "bogeys", jugó sobrado en los pares 5 ("birdies" en tres de los cuatro del campo) pero impreciso para atrapar "greens".
Jiménez, en cambio, tiró de experiencia para solventar el estreno. Perdió sólo dos calles y selló el par del campo.
Tampoco resultó brillante la puesta en acción del argentino Ángel Cabrera, el defensor del título. El "Pato" acabó un golpe sobre el par (73), mientras que el campo también derrotó al colombiano Camilo Villegas (74 golpes).
EFE
Este Masters tan especial, obviamente por el regreso del deportista mejor pagado del mundo, no sólo tuvo ojos para Woods. También maravillaron a su paso otros dos estadounidenses, Couples -líder con 66 golpes- y el mítico Watson -segundo, con 67-.
Tiger eligió Augusta para volver a ser jugador de golf y enfrentarse con la cara más puritana de la sociedad norteamericana. La apuesta le salió redonda, puesto que no sólo recibió el calor de sus compañeros y el cariño del público sino que, tras casi cinco meses sin competir y un culebrón de sexo e infidelidades, firmó su mejor tarjeta para un primer día de Masters (68 golpes), que le sitúan sexto a sólo dos golpes del liderato.
El californiano, con polo de tonos grises y verdes, los colores de su reciente pasado y de su futuro, afrontó con tranquilidad el duro momento de plantarse en el "tee" del uno. Se concentró y, ante la atenta mirada de cientos de silenciosos privilegiados, lanzó su genuina mirada de reojo al centro de la calle y golpeó.
Tiger pegó duro al "drive", marca de la casa, y atrapó la hierba segada a ras. La ovación acompañó a Tiger en su camino hacia la bola, como en una metáfora sobre una nueva vida. Augusta perdonó al golfista que ha ganado ya cuatro Chaquetas Verdes y catorce "Grandes", pero que no vence en este torneo desde 2005.
Ese era el guión preparado, que se cumplió felizmente. Tiger levantó ovaciones, con golpes magistrales como en el hoyo 12, el par 3 del mítico "Amen Córner", que casi se viene abajo al dejar la bola a dos metros para "birdie".
Tiger pegaba fuerte a la bola, bromeaba en los descansos; dejaba "eagles" a su paso (hoyos 8 y 15) y enfados con "bogey" (hoyo 14). Impertérrito asistió, incluso, al paso de una avioneta clandestina con un gran letrero que se mofaba de su reconocida adicción: "Sex addict? Yeah. Right. Sure. Me too!" ("¿Adicto al sexo? Sí. Correcto. Seguro. ¡Yo también!").
Esto no estaba escrito en el plan, como tampoco las sorpresas que fabricaron golpe a golpe, paso a paso, el sexagenario Tom Watson y Couples en el largo, duro y hoy ventoso campo de Augusta.
A sus 60 años, cuando muchas personas piensan ya en su retiro, Watson sigue empeñado en sonrojar al resto de los mortales. Continúa obligando a mirar brutalmente hacia atrás en el tiempo, a desempolvar los libros de Historia y a filosofar sobre la naturaleza y los límites del ser humano.
Hechos como los protagonizados por Watson, y también por Couples (50 años), son los que, entre todos los deportes que conocemos, ocurren únicamente en el golf.
El golf es capaz de estos "milagros" con un currículum aparentemente detenido hace ya muchos años, sobre todo en el caso de Watson: cinco títulos del Open Británico (1975-77-80-82-83) dos del Masters (1977 y 1981) y uno más del Abierto estadounidense (1982).
El año pasado, el propio Watson rozó el título del Open Británico. El veterano lo perdió sólo en un desempate, cuando acariciaba convertirse en el golfista de mayor edad en ganar este "major", y por sexta vez.
Con sus cinco "birdies" de hoy, especialmente meritorios los de los hoyos 15, 16 y 18, Watson igualó los 65 golpes de su mejor ronda en este torneo, que firmó hace ya 20 primaveras.
Couples, con sus 66 golpes, vuelve a la cabeza de un torneo que ya ganó en 1992.
Watson es segundo empatado con algunos de los mejores jugadores del mundo, como Phil Mickelson, tercero del escalafón, el inglés Lee Westwood, cuarto de la lista mundial, o el surcoreano Yang, el último que arrebató a Tiger un torneo de Grand Slam, el US PGA de 2009.
Yang, Mickelson, Westwood, KJ Choi y Watson persiguen, a un golpe de distancia, a Fred Couples, el líder de este apasionante Masters, en el cual Tiger firmó 68 golpes y los españoles no supieron escapar de su papel secundario.
Ante los pobres 75 golpes del gaditano Álvaro Quirós, y los 74 de Sergio García, el malagueño Miguel Ángel Jiménez salvó mejor la jornada gracias a sus 72 (par).
Quirós se estrelló en el "Amen Córner" (doble "bogey" en el 10, al pasarse de "green" y tres "putts", y sendos "bogeys" en el 11 y 12); García repartió irregularmente "birdies" y "bogeys", jugó sobrado en los pares 5 ("birdies" en tres de los cuatro del campo) pero impreciso para atrapar "greens".
Jiménez, en cambio, tiró de experiencia para solventar el estreno. Perdió sólo dos calles y selló el par del campo.
Tampoco resultó brillante la puesta en acción del argentino Ángel Cabrera, el defensor del título. El "Pato" acabó un golpe sobre el par (73), mientras que el campo también derrotó al colombiano Camilo Villegas (74 golpes).
EFE
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