Es un paso positivo que defiende el derecho de la minoría en la Argentina, señaló la presidenta Cristina Kirchner.
La sanción de una ley que convirtió a Argentina en el primer país de América Latina en autorizar el matrimonio homosexual, en un histórico voto en el Senado, fue celebrada este jueves por el gobierno de la presidenta Cristina Kirchner.
"Es un paso positivo que defiende el derecho de la minoría en la Argentina", dijo la mandataria a medios argentinos en Shanghai, donde se encuentra en el último día de una visita oficial a China.
La ley se aprobó con 33 votos a favor, 27 en contra y 3 abstenciones, tras una maratónica sesión de más de 13 horas y pese a la oposición de la Iglesia católica, culto ampliamente mayoritario en el país, que lideró una intensa movilización social para impedir la aprobación del proyecto.
"El hecho de que se hablase de guerra de Dios, por ejemplo, mostraba una radicalización que no resultaba positiva de ninguna manera", dijo Kirchner en alusión a palabras del arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Jorge Bergoglio, que encabezó una suerte de cruzada contra la norma.
La mandataria equiparó la autorización de los matrimonios entre personas del mismo sexo a los avances dados en la sociedad a partir del voto femenino, la aprobación de casamientos interraciales en Estados Unidos o del matrimonio civil en Argentina, instaurado en 1888.
De su lado, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, consideró que con la
aprobación del casamiento gay "la Argentina se puso a la vanguardia de la reivindicación de los derechos" en América Latina.
Destacó que el oficialismo "acompañó con mucha vehemencia" el proyecto surgido de las filas del socialismo, muchas veces alineado con la oposición.
AFP
"Es un paso positivo que defiende el derecho de la minoría en la Argentina", dijo la mandataria a medios argentinos en Shanghai, donde se encuentra en el último día de una visita oficial a China.
La ley se aprobó con 33 votos a favor, 27 en contra y 3 abstenciones, tras una maratónica sesión de más de 13 horas y pese a la oposición de la Iglesia católica, culto ampliamente mayoritario en el país, que lideró una intensa movilización social para impedir la aprobación del proyecto.
"El hecho de que se hablase de guerra de Dios, por ejemplo, mostraba una radicalización que no resultaba positiva de ninguna manera", dijo Kirchner en alusión a palabras del arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Jorge Bergoglio, que encabezó una suerte de cruzada contra la norma.
La mandataria equiparó la autorización de los matrimonios entre personas del mismo sexo a los avances dados en la sociedad a partir del voto femenino, la aprobación de casamientos interraciales en Estados Unidos o del matrimonio civil en Argentina, instaurado en 1888.
De su lado, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, consideró que con la
aprobación del casamiento gay "la Argentina se puso a la vanguardia de la reivindicación de los derechos" en América Latina.
Destacó que el oficialismo "acompañó con mucha vehemencia" el proyecto surgido de las filas del socialismo, muchas veces alineado con la oposición.
AFP
Comparte esta noticia