Además de provocar menos lluvias en el verano, el fenómeno de "El Niño" aleja la formación de huracanes de las costas mexicanas.
La sequía y el fenómeno climático "El Niño", generado en el Océano Pacífico, podrían causar este año estragos en el campo mexicano, que mira al cielo en busca de lluvias e incluso de huracanes que palíen la carestía que ya sufren 3,5 millones de campesinos.
Desde la Comisión Nacional del Agua (Conagua) se sigue de cerca el fenómeno climático que ha dejado en mínimos muchas de las 800 grandes presas existentes en el país, ha matado a más de 50.000 cabezas de ganado y podría dañar 7 millones de hectáreas de cultivos.
Además de provocar menos lluvias en el verano, el fenómeno de "El Niño" aleja la formación de huracanes de las costas mexicanas, ya que el calentamiento de las aguas hace que las tormentas del Pacífico se formen en alta mar, explicó hoy a Efe el subdirector de Conagua, Felipe Arreguín.
"El Niño" o ENSO, según sus siglas en inglés (El Niño Southern Oscillation) es una alteración del clima que causa desastres naturales en numerosos países donde se llegan a producir intensas lluvias en unas regiones y dramáticas sequías en otras.
Desde el inicio de la temporada de tormentas tropicales en México, en mayo pasado, hasta la fecha se han formado siete huracanes en el Pacífico y tres en el Atlántico, pero ninguno se ha acercado lo suficiente a las costas mexicanas como para dejar lluvias significativas.
"Pese a lo destructivo de estos fenómenos, México no puede vivir sin ellos. Sería un país completamente desértico", aseguró el funcionario de Conagua, entidad del Gobierno encargada de administrar el agua.
Según el Instituto Nacional Meteorológico, en la actual temporada quedan por llegar nueve huracanes en el Pacífico y siete en el Atlántico, que podrían paliar la sequía si se forman cerca de las costas mexicanas.
Según la Confederación Nacional de Campesinos (CNC), ésta es la peor sequía en 70 años y amenaza con echar a perder 7 millones de hectáreas de tierra cultivada lo que afectará a 3,5 millones de campesinos.
También hace peligrar más de 20 millones de toneladas en granos básicos, entre ellos de productos de alto consumo en México como el maíz y el frijol.
El secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas, advirtió esta semana de la posibilidad de una menor producción de muchos cultivos y anunció que destinará unos 900 millones de pesos (unos 69 millones de dólares) para cubrir el seguro agrícola de 6,6 millones de hectáreas y a 4,1 millones de animales de 3,4 millones de pequeños productores.
Aunque señaló que de los 201 millones de toneladas de alimentos programados para el cierre del año se han producido 112 millones hasta julio, reconoció que aún quedan por sembrar muchos cultivos de regadío en la última parte del año, que podrían verse afectados por la sequía.
El Gobierno hará frente a la sequía con diversas medidas, entre ellas la reconversión de cultivos a productos con menor necesidad de agua, prácticas de conservación de humedad y siembra de forrajes para el ganado.
Las regiones más afectadas y que recibirán mayores recursos son Aguascalientes, San Luis Potosí, Veracruz, Tamaulipas e Hidalgo, según la Secretaría de Agricultura, quien cifró la precipitación acumulada en todo el país entre enero y julio en el 81,8% del promedio histórico.
Según Conagua, la situación de las diferentes presas del país es muy dispar ya que en el norte, en estados como Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León o Coahuila, las presas se encuentran entre el 60 y el 90% de su capacidad.
Sin embargo, las que abastecen a la capital mexicana están a un 40%, por lo que las autoridades locales han implementado ya medidas de ahorro y cortes de suministro en la mayoría de las delegaciones del Distrito Federal.
No obstante, el mayor problema al que se enfrenta la capital, una de las ciudades más pobladas del mundo, es el agotamiento de sus acuíferos subterráneos.
Mientras que se consumen sesenta metros cúbicos por segundo de aguas subterráneas de la Ciudad de México, sólo entran a esos canales 32 metros cúbicos por segundo. "El resultado es claro. La ciudad se hunde", dijo Arreguín. EFE
Foto: EFE
Desde la Comisión Nacional del Agua (Conagua) se sigue de cerca el fenómeno climático que ha dejado en mínimos muchas de las 800 grandes presas existentes en el país, ha matado a más de 50.000 cabezas de ganado y podría dañar 7 millones de hectáreas de cultivos.
Además de provocar menos lluvias en el verano, el fenómeno de "El Niño" aleja la formación de huracanes de las costas mexicanas, ya que el calentamiento de las aguas hace que las tormentas del Pacífico se formen en alta mar, explicó hoy a Efe el subdirector de Conagua, Felipe Arreguín.
"El Niño" o ENSO, según sus siglas en inglés (El Niño Southern Oscillation) es una alteración del clima que causa desastres naturales en numerosos países donde se llegan a producir intensas lluvias en unas regiones y dramáticas sequías en otras.
Desde el inicio de la temporada de tormentas tropicales en México, en mayo pasado, hasta la fecha se han formado siete huracanes en el Pacífico y tres en el Atlántico, pero ninguno se ha acercado lo suficiente a las costas mexicanas como para dejar lluvias significativas.
"Pese a lo destructivo de estos fenómenos, México no puede vivir sin ellos. Sería un país completamente desértico", aseguró el funcionario de Conagua, entidad del Gobierno encargada de administrar el agua.
Según el Instituto Nacional Meteorológico, en la actual temporada quedan por llegar nueve huracanes en el Pacífico y siete en el Atlántico, que podrían paliar la sequía si se forman cerca de las costas mexicanas.
Según la Confederación Nacional de Campesinos (CNC), ésta es la peor sequía en 70 años y amenaza con echar a perder 7 millones de hectáreas de tierra cultivada lo que afectará a 3,5 millones de campesinos.
También hace peligrar más de 20 millones de toneladas en granos básicos, entre ellos de productos de alto consumo en México como el maíz y el frijol.
El secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas, advirtió esta semana de la posibilidad de una menor producción de muchos cultivos y anunció que destinará unos 900 millones de pesos (unos 69 millones de dólares) para cubrir el seguro agrícola de 6,6 millones de hectáreas y a 4,1 millones de animales de 3,4 millones de pequeños productores.
Aunque señaló que de los 201 millones de toneladas de alimentos programados para el cierre del año se han producido 112 millones hasta julio, reconoció que aún quedan por sembrar muchos cultivos de regadío en la última parte del año, que podrían verse afectados por la sequía.
El Gobierno hará frente a la sequía con diversas medidas, entre ellas la reconversión de cultivos a productos con menor necesidad de agua, prácticas de conservación de humedad y siembra de forrajes para el ganado.
Las regiones más afectadas y que recibirán mayores recursos son Aguascalientes, San Luis Potosí, Veracruz, Tamaulipas e Hidalgo, según la Secretaría de Agricultura, quien cifró la precipitación acumulada en todo el país entre enero y julio en el 81,8% del promedio histórico.
Según Conagua, la situación de las diferentes presas del país es muy dispar ya que en el norte, en estados como Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León o Coahuila, las presas se encuentran entre el 60 y el 90% de su capacidad.
Sin embargo, las que abastecen a la capital mexicana están a un 40%, por lo que las autoridades locales han implementado ya medidas de ahorro y cortes de suministro en la mayoría de las delegaciones del Distrito Federal.
No obstante, el mayor problema al que se enfrenta la capital, una de las ciudades más pobladas del mundo, es el agotamiento de sus acuíferos subterráneos.
Mientras que se consumen sesenta metros cúbicos por segundo de aguas subterráneas de la Ciudad de México, sólo entran a esos canales 32 metros cúbicos por segundo. "El resultado es claro. La ciudad se hunde", dijo Arreguín. EFE
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