Bélgica ha vuelto a ver cómo se disparan los contagios por la variante ómicron, doblando los positivos cada semana, tras superar previamente una oleada de la variante delta, aunque los decesos por COVID-19 siguen una trayectoria descendiente.
La incidencia acumulada de nuevos casos sobre 100 000 personas en los últimos 14 días, que estuvo a más de 2 100 puntos hace unas seis semanas y cayó después por debajo de los 1 000 casos, se sitúa ahora en 1 897 puntos, con un avance del 85 % entre el 1 y el 7 de enero y 20 264 nuevos casos por día.
La semana anterior el incremento fue del 104 %.
Las hospitalizaciones aumentan un 17 % en una semana, hasta los 182 nuevos pacientes diarios, pero los ingresos en cuidados intensivos caen un 16 %.
También retroceden los decesos por COVID-19 un 18,3 % en una semana, hasta 18,3 muertes diarias de media, según los datos publicados este martes por el instituto de salud pública Sciensano, que arrojan que la variante ómicron representa ya el 68,4 % del total de las infecciones.
La tasa de vacunación con pauta completa en Bélgica es del 77 % de la población (88 % de los mayores de 18 años). Además, el 46 % de los residentes en Bélgica ha recibido dosis de refuerzo (57 % de los mayores de edad).
Bélgica mantiene ciertas restricciones, como el teletrabajo casi obligatorio y el cierre nocturno de bares o restaurantes, pero la educación maternal, primaria y secundaria ha reanudado de forma presencial este lunes después de dos semanas de vacaciones navideñas y una previa en remoto por precaución.
El primer ministro, Alexander de Croo, dijo la semana pasada que las autoridades deben prepararse "para el hecho de que la epidemia de coronavirus podría durar todavía dos o tres años".
EFE
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