Mohamad Sabri Zulkepli, de 24 años, recibirá 'escarmiento' tras confesar haber bebido licor en centro comercial. Malasia todavía aplica el castigo corporal con un látigo de ratán.
Un musulmán fue condenado hoy a un año de prisión y a recibir seis azotes por beber alcohol en Malasia, donde los tribunales islámicos han endurecido sus sentencias contra actitudes reprobadas por el Corán.
Mohamad Sabri Zulkepli, de 24 años, se declaró culpable de haber consumido una bebida alcohólica en un centro comercial el pasado febrero en el Estado de Pahang, según la edición digital del diario local "The Star".
El juez Abdul Rahman Mohamed Yunus ordenó para el cocinero un escarmiento con el objetivo de dar ejemplo a todos los malasios musulmanes, acostumbrados a limitarse a pagar una multa cuando son sorprendidos bebiendo alcohol.
Yunus señaló que una sanción económica no es suficiente y que el condenado podrá emplear su tiempo en la cárcel para reflexionar sobre sus actos, mientras Zulkepli anunció que recurrirá el fallo.
Este magistrado es famoso por su dureza, y el año pasado ordenó la primera sentencia de castigo corporal contra una mujer en toda la historia de Malasia por beber cerveza en un bar, un caso que dio la vuelta al mundo.
Cuando estaba a punto de cumplirse el veredicto, un tribunal islámico de rango superior ordenó suspenderlo, y la semana pasada el Gobierno decidió conmutar la pena por tres semanas de servicios comunitarios.
Brunei, Malasia y Singapur todavía aplican el castigo corporal con un látigo de ratán, una herencia de cuando los tres territorios fueron parte del Imperio Británico, mientras todos los musulmanes malasios -el 60 por ciento de población- se rigen por la sharia o ley coránica.
EFE
Mohamad Sabri Zulkepli, de 24 años, se declaró culpable de haber consumido una bebida alcohólica en un centro comercial el pasado febrero en el Estado de Pahang, según la edición digital del diario local "The Star".
El juez Abdul Rahman Mohamed Yunus ordenó para el cocinero un escarmiento con el objetivo de dar ejemplo a todos los malasios musulmanes, acostumbrados a limitarse a pagar una multa cuando son sorprendidos bebiendo alcohol.
Yunus señaló que una sanción económica no es suficiente y que el condenado podrá emplear su tiempo en la cárcel para reflexionar sobre sus actos, mientras Zulkepli anunció que recurrirá el fallo.
Este magistrado es famoso por su dureza, y el año pasado ordenó la primera sentencia de castigo corporal contra una mujer en toda la historia de Malasia por beber cerveza en un bar, un caso que dio la vuelta al mundo.
Cuando estaba a punto de cumplirse el veredicto, un tribunal islámico de rango superior ordenó suspenderlo, y la semana pasada el Gobierno decidió conmutar la pena por tres semanas de servicios comunitarios.
Brunei, Malasia y Singapur todavía aplican el castigo corporal con un látigo de ratán, una herencia de cuando los tres territorios fueron parte del Imperio Británico, mientras todos los musulmanes malasios -el 60 por ciento de población- se rigen por la sharia o ley coránica.
EFE
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