Durante el pronunciamiento de Jair Bolsonaro, las cacerolas volvieron a resonar desde las ventanas de miles de brasileños, quienes protestaron contra el presidente de Brasil y su gestión ante la emergencia sanitaria internacional del coronavirus.
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que le ha restado importancia a la gravedad de la pandemia COVID-19, defendió este martes un "pacto nacional" por la preservación de la vida "pero también de los empleos".
En un pronunciamiento en red nacional de radio y televisión, el cuarto en los últimos días y que se produjo de forma simultánea a cacerolazos en las principales ciudades del país, el líder ultraderechista repitió en varias oportunidades que, además de salvar vidas, su Gobierno ha adoptado medidas para salvar los empleos de los brasileños.
"Pido un gran pacto nacional por la preservación de la vida y de los empleos", afirmó el jefe de Estado en un mensaje que dirigió al Parlamento, los empresarios y los trabajadores.
Durante el pronunciamiento del mandatario las cacerolas volvieron a resonar desde las ventanas de miles de brasileños, quienes protestaron por 15º día consecutivo contra Bolsonaro y su gestión ante la emergencia sanitaria internacional del coronavirus.
Las cacerolas y los gritos de "Fuera Bolsonaro", "Fuera fascista", "Basta Bolsonaro" y hasta "Asesino" hicieron eco en diversos barrios de ciudades como Sao Paulo, Río de Janeiro, Brasilia, Belo Horizonte o Recife. Entre los gritos igualmente se escucharon pedidos de destitución contra Bolsonaro.
En Sao Paulo, nuevamente fueron proyectadas en las fachadas de los edificios unas enormes imágenes de Bolsonaro, acompañadas de frases como "Cállate", "Tú me dejas sin voz" o "Quédate en casa". Ya en Twitter, la etiqueta "cacerolazo contra Bolsonaro" encabezó por varias horas la lista de tendencias en Brasil.
Brasil es el país de América Latina más afectado por el COVID-19, con 5.717 casos confirmados y 201 muertes, tras el registro en el último día de 42 nuevos óbitos y 1.138 contagios.
Bolsonaro venía insistiendo hasta ahora en manifestar una mayor preocupación con la crisis económica y la pérdida de empleos que con la gravedad de la pandemia del COVID-19, a la que llegó a calificar como "gripecita" y de la que dijo que la mayor parte de los brasileños la contraería sin sentir ningún síntoma. Por eso criticó las medidas de aislamiento social y cierre de empresas y las desafió con salidas a las calles de Brasilia.
En su último pronunciamiento, el martes de la semana pasada, el jefe de Estado fue muy incisivo en sus críticas a las medidas restrictivas de los gobiernos regionales, como la cuarentena.
El ataque a una medida que ha sido recomendada por su propio Ministerio de Salud y por la OMS le valió fuertes críticas de todos los sectores e incentivó las protestas y los cacerolazos.
(Con información de EFE)
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