De acuerdo con una reciente encuesta, solo entre el 5% y el 10% de los sondeados en los países nórdicos afirmaban utilizar mascarilla contra el nuevo coronavirus en los lugares públicos, una proporción que ha permanecido estable desde que empezó la crisis, en marzo.
Incluso Donald Trump terminó poniéndosela y su uso se ha generalizado en todo el mundo. Pero las autoridades de los países nórdicos (Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia e Islandia), como sus más de 25 millones de habitantes, continúan ignorando la mascarilla para combatir la pandemia de COVID-19.
En las calles de Estocolmo, de Copenhague, de Oslo o de Helsinki, y hasta en supermercados, oficinas, autobuses y metros, resulta difícil encontrar a gente con mascarilla. Son una ínfima minoría, a menudo turistas.
Según una encuesta reciente de Yougov, solo entre el 5% y el 10% de los sondeados en los países nórdicos afirmaban utilizar mascarilla contra la COVID-19 en los lugares públicos, una proporción que ha permanecido estable desde que empezó la crisis, en marzo. Entretanto, en los otros veinte países sondeados por el instituto, el uso de mascarilla se extendía al 70% o a incluso el 80% de los encuestados, en países como India, Estados Unidos o Francia.
Frente al coronavirus, Suecia optó por una estrategia menos estricta que dejó a sus vecinos escépticos sobre su balance (más de 80 000 casos y 5 700 fallecidos). Pero, a la hora de rechazar recomendar el uso de mascarilla, los países nórdicos fueron unánimes, y ello pese a las dudas que están surgiendo en los últimos días.
"A parte de Suecia, hubo muy pocos casos en esos países. Así que no voy a criticarlos, en tanto que han mantenido una distancia de seguridad razonable y han realizado correctamente el rastreo de casos. Pero sería otra cosa positiva que podría hacerse", declaró a la AFP KK Cheng, epidemiólogo en el Instituto de investigación aplicada a la salud de Birmingham.
Al ser preguntado el martes sobre qué podría hacerle cambiar de opinión, el epidemiólogo jefe sueco, Anders Tegnell, contestó que todavía esperaba "una forma de prueba de que son eficaces".
¿Acaso no hay suficientes pruebas de su eficacia? "Eso es absolutamente falso, es [una actitud] irresponsable y testaruda", reaccionó Cheng, molesto. "Si los que piensan como él se equivocan, esto costará vidas. Pero si yo me equivoco, ¿qué daño puede hacer?", defendió el experto.
En Dinamarca, las autoridades sanitarias empezaron a recomendar tímidamente el uso de mascarilla a principios de julio, después de una advertencia de la OMS. Pero en casos muy específicos, como cuando uno acude al hospital para hacerse la prueba o en los transportes, si se regresa de una zona de riesgo.
Una posición que no dista mucho de la de Noruega o la de Finlandia, donde, en principio, no se oponen a la mascarilla -según afirman-.
AFP
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